Fue un estadounidense, el ciclista Lance Armstrong, el primer deportista de élite en dar el salto a la redes sociales como forma de unirse a su legión de fans.
Hace un año, regresó al ciclismo para fomentar su campaña contra el cáncer, por lo que decidió comunicarse de manera directa, sin tener que recurrir a la prensa, con sus miles de fans. (http://twitter.com/lancearmstronG)
Así, a través de los 140 caracteres que permite cada frase en Twitter se puede seguir con quién cena, cuándo lleva a sus hijos a la escuela, pero también cuándo lo visitan los médicos para realizarle controles antidoping o ver sus críticas una vez acabado el Tour de France contra el que fue su enemigo y compañero de equipo, el español Alberto Contador.
Información e interacción en vivo y al minuto para dos millones de fans (y periodistas obligados a seguir sus andanzas). Las ya caducas páginas webs quedan en un segundo plano.
"Es probablemente la forma más adecuada de que la gente tenga una buena perspectiva de las exigencias de una carrera de 21 días", aseguró Armstrong durante el pasado Tour. Una forma además de evitar el desgastante trato diario con la prensa y una oportunidad para los fans de ver la vida en plena competición desde los ojos del "insider" más adecuado. Sin intermediarios.
Armstrong fue el precursor de lo que ahora ya es una moda cada vez más extendida, sobre todo, entre los tenistas.
Durante el último torneo de Wimbledon, la estadounidense Serena Williams envió su pésame a la familia de Michael Jackson nada más conocer su muerte. El británico Andy Murray anunció que había recibido una carta de la reina de Inglaterra y la llamada del actor Sean Connery. Y el estadounidense Andy Roddick celebró el triunfo de Estados Unidos ante España en las semifinales de la Copa Confederaciones de fútbol y lamentó la derrota en la final ante Brasil.
Los tenistas pasan muchas horas muertas en el circuito. Es habitual verlos tecleando sus celulares de última generación y los videojuegos portátiles. Las redes sociales son para ellos, como para el resto de los humanos, un modo de diversión, de mantenerse en contacto con los amigos y conocidos que están lejos, además de con los fans.
Es el caso de Roddick. "Lo paso bien. Así hay algo que hacer. Los días son largos y simplemente estás sentado sin hacer nada y es bueno ver las respuestas de la gente. Lo disfruto", señala el tenista estadounidense, número seis del ranking mundial. (http://twitter.com/AndyRoddick)
Lo mismo le ocurre a la estadounidense Serena Williams, una adicta a Internet: "Siempre estoy conectada". Pero el interés de la número dos del mundo va más allá. Se adentra en lo personal y en su relación cercana con sus numerosos fans. (http://twitter.com/SerenaJWilliams)
"Quiero que la gente me conozca y conocer a mis fans, que vean el tipo de persona que soy a un nivel más íntimo". Tanto Facebook como Twitter permiten seguir la actualidad de las estrellas al minuto, aunque muchas veces se limite a un "buenos días".
Y es que sobre todo Twitter facilita los comentarios cortos y banales, irrelevantes si no fuera por las personas de las que provienen.
Pero también hay espacio para la profundidad. Williams lamentó la muerte de Michael Jackson y se disculpó por su reciente incidente verbal con la juez de línea en las semifinales del US Open.
"Quiero disculparme primero con la juez de línea, con Kim Clijsterst (sic), la USTA (Federación de Tenis de Estados Unidos) y sobre todo con los fans de todo el mundo. Gracias a todos por vuestro apoyo", escribió con errores ortográficos debido a la velocidad que impone el medio.
El nadador Michael Phelps, ganador de ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, ofreció sus condolencias a las familias de siete soldados estadounidense muertos en un accidente en Irak. "Siempre os recordaremos", señaló.
Mientras Roddick y Williams se encargan de actualizarlo por sí mismos, el suizo Roger Federer, número uno del tenis mundial, tiene ayuda para su perfil de Facebook.
"Pero trato de actualizarlo tanto como puedo. Es divertido. Es increíble cómo crece la base de fans", dice el número dos del mundo, cuyo "muro" es visto ya por más de tres millones de aficionados.
"Me gusta interactuar", dice Federer, que además de colgar comentarios, agradecimientos, fotos con sus hijas recién nacidas y videos, también lo usa de plataforma publicitaria, estrenando por ejemplo antes de los torneos y "en exclusiva" el vestuario de la marca que le viste. (http://www.facebook.com/home.php?#/Federer?ref=s)
En ese aspecto, el suizo también le lleva la delantera al español Rafael Nadal, el número dos mundial. Tiene en construcción un perfil en Facebook que pronto estará activo, ya que ahora no tiene contenido. Sus esfuerzos se concentran en la página web. (http://www.rafaelnadal.com/)
Y es que las redes sociales son una plataforma de exposición y por lo tanto de imagen. Es decir, de negocio. Según el diario "The Guardian", la inclinación (casi compulsiva) de Murray, de 22 años, a escribir en Twitter contando que su perro lo despertó o que Sean Connery lo llamó por teléfono forma parte de una estrategia de comunicación.
Sus nuevos asesores creen que así "apela a un sector demográfico más joven que sus coetáneos y se extenderá a aquellos que incluso no siguen el tenis". (http://twitter.com/andy_Murray)
La presencia en las redes sociales no está exenta de problemas. El jugador de baloncesto estadounidense Shaquille O'Neal tuvo que entrar obligado en Twitter para neutralizar una cuenta de alguien que se hacía pasar por él. (http://twitter.com/THE_REAL_SHAQ)
Y el futbolista británico Darren Bent generó en su Twitter una polémica en pretemporada al criticar al presidente de su antiguo club, el Tottenham, por retrasar su fichaje por el Sunderland, que al final se consumó.
Antes de eso, los que ahora son sus nuevos fans abrieron durante las negociaciones una cuenta que recababa apoyos para convencerlo de que fichara. Y lo lograron.
Fuente: Nuestro Pais
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