Arabia Saudí, Birmania, China, Corea del Norte, Egipto, Irán, Uzbekistán, Siria, Túnez, Turk-menistán, Vietnam y Cuba son declarados, según la organización francesa Reporteros Sin Fronteras, como países enemigos de Internet, por el grado de control que sus gobiernos imponen sobre el acceso y la difusión de contenidos a través de ese medio.
Venezuela no está en la lista, pero hay quienes temen que pueda asumir prácticas de los países que sí lo están. El temor reavivó este domingo luego de que el primer mandatario nacional Hugo Chávez, dijera en su programa Aló Presidente, entre otras cosas, lo siguiente: "Dice alguien. Noticiero Digital -web de noticias-. Ellos atacan mucho por ahí. Y por ahí también hay que contraatacar ¿verdad? Por todas estas páginas de Internet, hay que contraatacar". Y los temores de control se ciernen especialmente sobre redes sociales como Facebook y Twitter, que son vistas por simpatizantes del Gobierno como herramientas desestabilizadoras.
Fran Monroy, periodista especializado en Tecnologías de la Información, estima "difícil", que se "filtren los contenidos y acceso a Internet desde Venezuela". De acuerdo con el comunicador, la dificultad yace en el hecho de que habría que centralizar todos los accesos a Internet a través de un solo punto (llamado Network Acces Point); sin embargo admite que "no es imposible instalar una infraestructura con esas características".
Agrega Monroy que, partiendo de la llamada presidencial a contraatacar en Internet, "lo más seguro es que hagan campañas en contra de personas con posturas críticas al Gobierno, que tienen una buena cantidad de seguidores en redes como Twitter".
Raymond Orta, abogado especializado en Tecnología, dice que una eventual medida de control de acceso a Internet, "violaría la Constitución; específicamente los artículos 57 sobre libertad de expresión; 58 de libertad de comunicación; 108 de garantía de acceso a la información y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la cual somos signatarios".
Reducir el ancho de banda es vista como una posibilidad no expresamente de controlar, pero sí de restringir el acceso a Internet, puesto que las velocidades de conexión caerían a niveles insoportables. Dice el jurista que "bloquear una herramienta como Twitter sería incluso peor que cerrar o bloquear una web de información, porque es un medio de comunicación individual. Ese es un medio más rápido y efectivo que el boca a boca". Sin embargo, si ello llegase a ocurrir, subraya Orta, "las personas deben buscar la manera de seguir en contacto con sus seguidores; una manera puede ser a través de listas de correos".
Daniel Ricardo Hernández
EL UNIVERSAL
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