Estar o no estar en una red social como Facebook, Twitter o MySpace ya no es la cuestión. Tener una cuenta en uno o varios de estos portales se ha vuelto en algo tan natural hoy en día que más bien lo extraño sería no pasearse -al menos ocasionalmente- por esos círculos virtuales. Y es que sus usuarios parecen hacer prácticamente de todo en sus vidas online, desde publicar álbumes de fotos, conversar con amistades y compartir enlaces de noticias hasta cuidar el ganado y las cosechas de sus granjas en FarmVille, el juego que alcanzó 78 millones de usuarios en sus apenas siete meses de existencia.
El revuelo que han generado los sitos sociales de la Internet es sencillamente innegable, y las firmas de mercadeo que los analizan aseguran que se trata de un fenómeno que no pasará de moda. Todos han ganado adeptos a pasos agigantados -Facebook ya reporta 400 millones de usuarios- y, mientras esto sucede, los especialistas en conducta comienzan a dejar claro su preocupación ante la adicción que pueden generar algunas personas a estas redes.
El psicólogo Luis M. Sánchez Caso aclara primeramente que no siempre es necesario adoptar una actitud alarmista frente a los espacios sociales en línea. Son muchos los cibernautas que, según asegura el propio especialista, saben hacer un uso adecuado de estas redes y sacarles el mayor partido a todas sus posibilidades: mantenerse en contacto con familiares y amigos que viven lejos, recuperar relaciones perdidas, conversar frecuentemente con amistades, conocer personas nuevas…
El problema surge más bien cuando el usuario vive prácticamente pegado a la computadora o celular, visitando sus perfiles cada cinco minutos y verificando si alguien le ha dejado algún comentario o mensaje. Son los llamados twitterholics y facebookholics, los mismos que se conectan a estos sitios como parte de su rutina diaria, con la misma naturalidad con que se cepillan los dientes o acuden a la escuela o el trabajo.
“Toda esa tecnología es fantástica, igual que el vino, que puede ser muy bueno cuando se toma con moderación. Ahora, el problema aparece cuando la persona no se controla y desarrolla una adicción, un vicio, en el que tiene que estar muchas horas navegando en las redes sociales”, advierte el Dr. Sánchez Caso.
“La persona se convierte propiamente en un adicto cuando esta dependencia empieza a afectar su vida familiar, social y de trabajo, lo mismo que sucede con el vicio al alcohol o las drogas”, explica el especialista.
Sus peligros
Los expertos advierten que son varios los riesgos a los que se exponen los cibernautas que se han dejado atrapar por las redes sociales. Uno de los más comunes en estos casos es desconectarse de los amigos, familiares y allegados, cayendo con frecuencia en una especie de aislamiento social.
Así lo establece el sociólogo Manuel Torres Márquez, quien observa que el uso desmedido de estas plataformas virtuales debilitan las relaciones humanas y abonan a la pérdida de destrezas en el cara a cara. Muchos dejan de hacer actividades habituales o de esparcimiento, como cenar en la mesa con la familia, ir a la playa o tomar un café con amistades, a medida que sus páginas de MySpace o perfil de Facebook -entre otras redes- se convierten en refugios en línea.
“Definitivamente la comunicación y la convivencia humana cambió su rostro por completo con el acceso a las redes sociales en Internet. Y éstas tienen dos rostros, uno muy positivo, porque no discriminan y permiten que los 4 puntos cardinales del planeta se comuniquen al instante, pero también uno negativo, que es su parte adictiva, que nos convierte en esclavos subordinados a ellas”, observa Torres Márquez, también catedrático en sociología.
“La dependencia a estas redes, al igual que a la computadora o al BlackBerry, están convirtiendo nuestro estilo de vida en uno con menos calidad, donde no tenemos tiempo para nosotros mismos, la familia y los procesos de socialización. En la medida que no podamos establecer un equilibrio entre estos dos ámbitos, el medio nos va a robotizar. Nos vamos a convertir de humanos a humanoides”, subraya.
Otro riesgo acostumbrado que viene con el sobreuso de las herramientas de comunicación social son las identidades ficticias. Tanto Torres Márquez como el psicólogo Sánchez Caso coinciden en que hay que tener cuidado con los desconocidos con quienes uno interactúa en estos sites, pues con frecuencia crean versiones idealizadas de ellos mismos y sólo dejan ver lo que ellos desean reflejar de sus vidas.
“Las redes están convirtiendo nuestras vidas en un reality show, donde no se sabe qué es fantasía y qué es realidad”, puntualiza Torres Márquez.
Evita ser atrapado
1. Limita el tiempo de conexión: Igual que regulas las horas que te ejercitas o que haces diligencias, establece en tu agenda la cantidad de tiempo que dedicarás a navegar en las redes sociales.
2. No descuides tu vida social: Evita enajenarte de los demás. Procura compartir con tu familia, salir con tus amigos y conocer personas nuevas cara a cara.
3. Cuida tu privacidad: No te “desnudes” emocional, psicológica ni físicamente en las plataformas virtuales. Publicar datos indiscriminados de tu vida es sumamente riesgoso en estos foros.
4. Ten malicia: No creas todo lo que te dicen o escriben en las redes sociales. Las identidades falsas abundan en el ciberespacio, y estos portales no son la excepción.
5. Desconéctate en ocasiones: Cuando vayas al cine o estés cenando en un restaurante, por ejemplo, opta por apagar tu celular. Recuerda que el teléfono no debe convertirse en un grillete.
Fuentes: Dr. Luis Sánchez Caso, psicólogo clínico, y Manuel Torres Márquez, sociólogo
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