El Centro Alemán de Investigación de Inteligencia Artificial está trabajando en una tecnología que reconoce a dónde está mirando el usuario, por ejemplo en una pantalla, y actúa en consecuencia.
Por ejemplo, este llamado Texto 2.0, nos daría la definición de una palabra cuando miramos al asterisco que hay encima o nos pasaría al resto de un artículo al fijarnos en la frase de "leer más". O incluso, si estamos ojeando por encima, las palabras menos importantes se desvanecen dejando las cruciales para que nos hagamos una idea.
También integra funciones de voz, y si por ejemplo detenemos la vista en una palabra y preguntamos cómo se pronuncia, el ordenador la lee en voz alta, una clara ventaja para el aprendizaje de idiomas.
Parece impresionante, un objeto sacado de la ciencia ficción, al estilo del Manual Ilustrado Para Señoritas que describía Neal Stephenson en "La era del diamante".
Sin embargo, no cuesta mucho dar con los obstáculos con los que encontraría este sistema. No estamos acostumbrados a utilizar los ojos para dar órdenes a una máquina. Puede que nos distraigamos, y el sistema empiece a darnos definiciones o explicaciones que no queremos. A lo mejor, sencillamente no gusta a los usuarios.
Pero si tiene éxito, esta tecnología podría cambiar no sólo cómo leemos, sino también la forma en la que escribimos. El autor, por ejemplo, podría hacer que la música de fondo fuera variando conforme llegamos a distintos pasajes del libro. O, como puede verse en el vídeo, ir cambiando las ilustraciones de El Principito según vamos avanzando.
Por ejemplo, este llamado Texto 2.0, nos daría la definición de una palabra cuando miramos al asterisco que hay encima o nos pasaría al resto de un artículo al fijarnos en la frase de "leer más". O incluso, si estamos ojeando por encima, las palabras menos importantes se desvanecen dejando las cruciales para que nos hagamos una idea.
También integra funciones de voz, y si por ejemplo detenemos la vista en una palabra y preguntamos cómo se pronuncia, el ordenador la lee en voz alta, una clara ventaja para el aprendizaje de idiomas.
Parece impresionante, un objeto sacado de la ciencia ficción, al estilo del Manual Ilustrado Para Señoritas que describía Neal Stephenson en "La era del diamante".
Sin embargo, no cuesta mucho dar con los obstáculos con los que encontraría este sistema. No estamos acostumbrados a utilizar los ojos para dar órdenes a una máquina. Puede que nos distraigamos, y el sistema empiece a darnos definiciones o explicaciones que no queremos. A lo mejor, sencillamente no gusta a los usuarios.
Pero si tiene éxito, esta tecnología podría cambiar no sólo cómo leemos, sino también la forma en la que escribimos. El autor, por ejemplo, podría hacer que la música de fondo fuera variando conforme llegamos a distintos pasajes del libro. O, como puede verse en el vídeo, ir cambiando las ilustraciones de El Principito según vamos avanzando.
Fuente: Baquia