El Twitter a la venezolana tiene una personalidad múltiple: lo usa desde el escolar que revela su descontento con el docente, hasta el conductor que quiere saber si hay cola en la autopista; desde la muchacha que quiere comentar el programa de televisión, hasta el vecino que necesita denunciar que no recogieron la basura en su municipio; desde el artista famoso que saluda a sus fanáticos, hasta el periodista que resume una noticia del día; desde el empleado de una empresa, hasta el jefe; desde el chavista que quiere manifestar su apoyo a lo que dice el Presidente en una cadena, hasta el opositor que ironiza cada una de las palabras pronunciadas por el mandatario.
La herramienta permite elaborar mensajes cortos (de 140 caracteres) que son leídos de forma instantánea por todos los usuarios del servicio que han decidido agregar a la persona en sus perfiles. Nacido en 2006 en San Francisco, Estados Unidos, comenzó a ser usado en Venezuela un año después. Al principio era muy poca gente (una suerte de tribu virtual integrada por blogueros de la vieja escuela y expertos en tecnología), pero poco a poco fue creciendo el número de seguidores, sobre todo en 2009 y 2010.
En los últimos meses, la personalidad inquieta del Twitter en Venezuela se ha focalizado: los comentarios políticos que se generan a través de este medio son los que ganan en número e impacto en la opinión pública. A través de la aplicación se han orquestado cruzadas para alertar sobre temas propios del país, como la campaña #FreeVenezuela, una reacción ante el cierre de RCTV Internacional, o la llamada #todosenred, propuesta de algunos cibernautas que plantea la necesidad de un mayor acceso a la web, en contraposición a la declaración del presidente Chávez, que el sábado 13 de marzo afirmó que Internet no podía ser "una cosa libre donde se haga y se diga lo que sea". Diversos líderes de la sociedad también han encontrado que es un excelente espacio para comunicarse: alcaldes, empresarios, politólogos, escritores, rectores de las universidades, dueños de medios, están presentes en la página que se identifica con la imagen de un pajarito azul.
El nombre de la aplicación comenzó a hacer ruido en la opinión pública el 26 de enero de 2010, después de que el presidente Chávez se refirió por primera vez al Twitter en el programa La Hojilla de Mario Silva. Lo calificó de medio terrorista, razón por la que llamó a sus partidarios a tomarlo por asalto. "La batalla hay que darla en todos los espacios e Internet", dijo. Ese día, muchos seguidores del chavismo hicieron caso, se inscribieron en el servicio y comenzaron a hacer comentarios a algunos de los más conocidos twitteros de la oposición. Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, que está registrado como @miguelhotero, asegura que ese día recibió varios mensajes ofensivos por parte de chavistas. "Lo que no saben ellos es que uno los puede bloquear si no quiere seguir recibiendo insultos".
Además, esa misma herramienta de la que despotricaba Chávez, ya estaba siendo utilizada desde el año pasado por muchas personas y medios identificados como chavistas, como por ejemplo Eva Golinger (@evagolinger); la juventud del PSUV (@juventudPSUV); Venezolana de Televisión (@VTVnoticias), Mary Pili Hernández (@marypilih) y el Correo del Orinoco (@correoorinoco).
De todo. La política cruza la cotidianidad del venezolano.
El Twitter lo refleja claramente. Un ejemplo es el primer mensaje que escribió el científico Félix Tapia (@ftapia) el martes 16 de marzo: "Gobierno pasó de promover Internet a intentar su control". Por esa razón, el investigador y director del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela se dedicó ese día a fomentar entre otros usuarios la firma de un manifiesto a favor de la inclusión de todos en la web.
"Buen día a todas y todos los que leen a este humilde y boliburgués twittero", escribió bien temprano Gabriel Bolívar (@gabolivar), ingeniero químico que se presenta como un usuario "revolucionario y jodedor". Durante la jornada se alegró por los nuevos centros de votación de El Valle, se burló de la expropiación de la Polar en Barquisimeto y de la decisión de Noticias24 de bloquear los comentarios.
Sin embargo, la herramienta virtual no es una tribuna exclusivamente política, sus usos son tan variados como usuarios hay en la red. Es, además, fuente de noticias.
Es posible obtener información instantánea y de primera mano de algún suceso: "Tiroteo en El Recreo", escribieron el jueves 4 de marzo algunos usuarios desde ese centro comercial, en su papel de periodistas ciudadanos. Ha demostrado ser ejercicio de la solidaridad: durante todo el sábado 27 de febrero, decenas de twitteros venezolanos se volcaron a transmitir información para encontrar a familiares y amigos afectados por el terremoto de Chile.
Es una bitácora virtual que acompaña la cotidianidad de la gente. La médico pediatra Lila Vega (@lila_vega), activista de la Red de Madres y Padres, ha podido organizar proyectos comunitarios por esta vía y también ha recibido consultas de personas con algún problema de salud. Un chef larense que tiene como nombre virtual @pochogarces ofrece recetas en 140 caracteres: "Con malojillo y jengibre hice una infusión riquísima. La dejé atemperar y le puse mucho hielo, unas gotas de limón y miel! refrescante!". A Yimmi Castillo (@YimmiCastillo), director creativo de Sincable TV, le ha servido para intercambiar opiniones con políticos conocidos. "He tenido sendas discusiones en Twitter con personajes como Diego Arria, Roberto Smith o Luis Tascón".
El guionista Luis Zelkowicz (@zelkoland), como vive en el exterior, siente que lo vincula con el país. "Me ha dado la sensación de arraigo, pues estoy informado más rápidamente de lo que ocurre". Roger Michelena (@libreros), un bibliotecario que divulga información de libros, dice que le gusta la ubicuidad e inmediatez. "Ya le ganamos la partida a Dios, podemos estar en todas partes a un mismo tiempo". El narrador y creador del portal Ficción Breve, Héctor Torres (@hectorres), agradece la "igualdad de condiciones" de todos los twitteros, sean famosos como Juanes o Willie Colón o alguien desconocido, "lo que hace que hipotéticamente predominen las ideas expuestas por sobre la fama". Y., de 15 años de edad (se reserva su identidad en la web), lo usa para informarle a sus compañeros de clase que llegará tarde al colegio o para escribir a escondidas desde el aula que no soporta a una profesora: "En clases d ingles. Esta teacher va a sacar lo peor d mí si sigue jodiendo". La herramienta puede volverse adicción, revela la estudiante universitaria Emilia Jorge (@EmiliaJM), que lo utiliza 17 horas al día. "Desde que me levanto hasta que me acuesto", dice.
Ciberactivismo. Raisa Urribarri (@uraisa), investigadora de la Universidad de los Andes y experta en redes sociales, señala que la herramienta es distinta para cada usuario, de allí lo valioso de su diversidad: "En Twitter tú ves lo que decides ver, así que lo que yo diga es mi versión, mi pedacito de panorama, el Twitter al que yo me asomo, mi parcelita". Es decir, el servicio web está alejado de la voz unificadora, pues cada quien es libre de leer al usuario que quiera.
Es, por el contrario, un espacio plural y democrático, sin censura, uno de los pocos lugares en el que discuten chavistas y opositores.
"La red social en tiempos de conflicto político es un espacio importante", expresa Urribarri, quien añade que "en países con restricciones políticas, el uso de Internet se incrementa en función del ciberactivismo".
Miguel Henrique Otero asegura que eso se está viendo en Venezuela: "El Twitter se ha convertido en una vía de expresión libre en un país en el que se cierran los espacios. El Gobierno puede cerrar televisoras, emisoras de radio, pero no este medio. No se ha podido cerrar en Irán; en Cuba, Yoani Sánchez sigue twitteando a pesar de que el servicio de Internet está bloqueado".
Siguiendo esta idea, el comunicador César Miguel Rondón (@cmrondon) cita en su Twitter las palabras del investigador en comunicación Antonio Pasquali: "Aquí habría un millón de Yoanis si el Gobierno se atreve a regular Internet".
Luis Carlos Díaz (@LuisCarlos), experto en ciberactivismo que trabaja en el Centro Gumilla, indica que los usos de la aplicación web han cambiado al mismo ritmo que las necesidades de sus usuarios.
"Twitter es sencillamente una plataforma en la que compartes mensajes breves con una comunidad de seguidores. El texto es libre". En su caso, ha utilizado la herramienta para hacer cobertura electoral, pero también para narrar su boda con otra twittera llamada @Naky. "Hoy Twitter en Venezuela es una pantalla dividida ante las cadenas gubernamentales", asegura y ejemplifica con la cantidad de mensajes que se producen a partir del programa Aló, Presidente. Esa misma sobrepoblación de comentaristas se pueden abocar a disertar con igual pasión sobre un concurso de belleza o un partido de beisbol.
"Se ha amoldado muy bien a nuestras necesidades de estar enterados de lo que ocurre, de vivir en ciudades convulsas donde debes saber cuándo hay trancas, protestas, robos o problemas cerca de ti.
El Twitter a la venezolana es una gran travesura de una ciudadanía que nadie sabe bien para dónde va, pero será difícil de detener en su dispersión", dice Díaz. A través de este medio se puede ver el país. El físico José Alvarez (@chegoyo) lo expresa así: "Por Twitter puedo pulsar el sentir nacional".