Al principio el término 2.0 tuvo utilidad sólo en la medida que permitía diferenciar lo nuevo de lo viejo, dividiendo así lo que había sido la Web antes de los servicios que permiten una comunicación más social tales como blogs, wikis, microbloggings, plataformas de videos, plataformas de fotografías, redes sociales, entre otros canales de Social Media.
Sin embargo, poco tiempo después se vio que el término no era muy claro en lo que significaba, y que la Web iba evolucionando por sí sola sin necesidad de clasificarla de tal manera. Además es redundante decir Web 2.0, cuando se entiende que hay una sola Web que de manera explícita cuenta tanto con las características que se le atribuyen al término 1.0 como al 2.0 y a todos los que vengan. La Web no es como un software del cual salen nuevas versiones, sino que su evolución es orgánica y se va dando poco a poco y con el tiempo.
Por otro lado, utilizar este término es algo más de moda, sin profundidad y, por ende, no tiene sentido que las Universidades ofrezcan programas acompañados por el 2.0, posts titulados con el 2.0 ó emprendedores que se llaman a sí mismos 2.0. Usarlo, entre otras cosas, implica falta de actualización y, reitero, es de mal gusto. Y, claro, cuando por fin se generalice el hecho de que el término 2.0 ha muerto ¿qué van hacer todas aquellas personas con su título 2.0?
Incluso, algunos críticos han dicho algo con lo que estoy de acuerdo: utilizar web 2.0 hacer parte las Techno-retóricas utopistas, en otras palabras Utopismo tecnológico. De ahí que se puede encontrar emprendimientos que utilizan éste en su producto a falta de un modelo de negocio y nada más fácil, pues los usuarios se convierten un objetivo económicamente viable.
“Sí, todavía mucha gente lo usa. Hoy mismo sin ir más lejos estaba en un evento y charlando con un desconocido, me pregunta “¿Es AR Networks una empresa Web 2.0?”. La respuesta era bien sencilla: “Pues no sé. ¿Por qué no te digo lo que hacemos y sacas tus conclusiones?”. En fin, si alguien me saca el término de esa forma tan gratuita, ya he perdido la mitad de interés en continuar la conversación”, dice Rogelio Bernal en el 2007, quien también añade algo muy cierto: “Y es que el uso del término en general es ya más un síntoma de idiotez que de otra cosa”.
Obviamente entre gustos no hay disgustos, y si te gusta utilizarlo lo puedes hacer pero antes de ello piénsalo dos veces, no vaya a ser que sin querer pierdas elegancia y credibilidad.
[Vía pulsosocial] y Twittlatino.com
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