El castigo por antonomasia, como todo el mundo sabe, es quitarle algo al renacuajo infractor. Sin postre. Sin tele. Sin partido de fútbol.
A lo mejor una madre de Arkansas debería haberse limitado a castigar a su hijo de 16 años sin Facebook, en lugar de meterse en su cuenta y cambiar la información de su perfil, y después prohibirle utilizarlo nunca más y cambiarle la contraseña. La idea no le ha ganado una rabieta del hijo, sino una demanda.
La madre justifica sus acciones diciendo que una vez se enteró en Facebook de que el muchacho había conducido a más de 150 kilómetros por hora porque estaba enfadado con una chica, y desde entonces consideró su obligación tener controlado lo que hacía el chico en la red social. Las cosas que quitó de su perfil, aseguró, le hacían quedar mal, así que las cambió.
Su hijo, que vive con su abuela, dice que no tenía derecho a meterse en su cuenta, que las cosas que ha colgado no son ciertas y que está dañando su reputación. Ninguno de los dos ha querido decir qué cambios son esos, y el chaval se ha hecho otra cuenta, además de demandar a su madre por acoso.
Ése no es la única madre descontenta con Facebook, porque en Reino Unido hay otra intentando que Zynga, la propietaria de Farmville -el juego más popular de Facebook-, le devuelva los más de 1.000 euros que se gastó el niño en su granja virtual, después de hacerse con su tarjeta de crédito.
La criatura, que tiene 12 años, se acabó primero sus ahorros y luego pasó a los de su madre para comprarse cosas en Farmville, un juego gratis que ofrece objetos extra de pago, como por ejemplo animales o edificios especiales para las granjas.
"Facebook y Zynga no van a devolver nada porque (el niño) vive en mi casa. Facebook ha deshabilitado su cuenta y Zynga ha sugerido sin ayudar mucho que en el futuro utilice contraseñas para proteger los ordenadores", dijo la madre.
Fuente: baquia
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