La empresa Teneros de servicios de comunicación online ha lanzado un producto, digamos, controvertido, que responde al nombre de Social Sentry (centinela social, para entendernos).
Su negocio consiste en supervisar las cuentas de Facebook y Twitter de los trabajadores, cobrando entre dos y ocho dólares por cabeza vigilada. El precio varía en función del tamaño de la empresa y de cuánta información haya que manejar. A las dos grandes redes se sumarán este verano YouTube, MySpace y la red profesional LinkedIn.
Ya teníamos casi asumido que los responsables de Recursos Humanos peinaban la Red investigando a los candidatos a un puesto antes de contratar a nadie, y sabíamos que algún empleado (o algún soldado) se había metido en un lío por decir lo que no debía en su red social de turno. Pero este nivel de supervisión profesionalizada es algo nuevo.
El caso es que Teneros les proporciona a las empresas la herramienta necesaria y es cada compañía quien decide qué busca. ¿Están los empleados jugando en Facebook en horas de trabajo? ¿Se queja la gente de la fiesta de Navidad?
La cuestión puede resultar delicada porque por un lado, una indiscreción en Internet puede provocar una catástrofe en las relaciones públicas de una compañía. Por otro lado hay que tener en cuenta la línea que separa lo que le contamos al mundo y lo que no queremos que nadie vea, porque una cosa es que invadan tu privacidad y otra distinta ser un bocazas.
Fuente: baquia