Los fines de semana son días más alegres, las tardes en el trabajo son más amargas y la costa este de Estados Unidos es más triste que la oeste, según un estudio realizado a partir de Twitter.
Sociólogos, expertos en marketing y empresas en general han encontrado en los medios sociales un sistema sin precedentes, por lo fácil y lo amplio, de tomar el pulso a los consumidores y, por ejemplo, analizar su estado de ánimo a través de microblogs, como ha hecho un estudio aparecido en NewScientist.
Según ese análisis, el momento más alegre del día de trabajo es por la mañana, cuando los estadounidenses se despiertan llenos de energía. La jornada laboral va mellando el ánimo, hasta registrar los niveles más altos de amargura en las tardes de oficina.
El mejor momento de la semana es el domingo por la mañana, tras un reparador fin de semana, y el peor los jueves por la tarde, a juzgar por los tres millones de tweets estudiados, que también mostraban más felicidad en general en la costa oeste del país que en la costa este.
Según ese análisis, el momento más alegre del día de trabajo es por la mañana, cuando los estadounidenses se despiertan llenos de energía. La jornada laboral va mellando el ánimo, hasta registrar los niveles más altos de amargura en las tardes de oficina.
El mejor momento de la semana es el domingo por la mañana, tras un reparador fin de semana, y el peor los jueves por la tarde, a juzgar por los tres millones de tweets estudiados, que también mostraban más felicidad en general en la costa oeste del país que en la costa este.
Para determinar lo positiva o negativa de una frase, los expertos distinguieron entre palabras como "paraíso" por un lado y "funeral" por otro, que no es la técnica más precisa del mundo pero funcioa lo suficientemente bien para que los resultados parezcan lógicos.
El resultado del estudio no es tan sorprendente (el sol del verano californiano se asocia al buen humor, al fin y al cabo), pero es interesante comprobar cómo el contenido producido por los usuarios, de forma voluntaria y gratuita, puede servir para hacer análisis cada vez más exactos y concretos, sobre la opinión pública ante cualquier tema.
Todo ello sin olvidarnos de que también implican una pérdida de privacidad -o más bien, una renuncia a la privacidad- cuando permitimos que un experto desconocido analice nuestras impresiones más personales y las incluya en un complejo modelo sociológico para vender más detergente.
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