El Mundial de fútbol ya ha terminado, pero seguimos intentando superar la resaca de partidos, vuvuzelas y pulpos. De Facebook a Twitter, y de allí a las aplicaciones para el iPhone.
Si durante el torneo, las vuvuzelas eran las auténticas reinas del Mundial, ahora que empezamos a volver a la normalidad descubrimos que alguien ha llegado para quedarse, gracias en parte al marketing viral: el Pulpo Paul.
La primera aparición de este cefalópodo fue en los medios tradicionales alemanes, pendientes de que el animalito predijera la suerte de su selección en el Mundial, eligiendo la caja de mejillones con la bandera del equipo ganador. Y sorprendentemente, acertaba.
Entonces llegaron los grupos de Facebook: "No sé, Mamá, pregúntale al Pulpo Paul", "El Pulpo Paul no es de este mundo" o "Quiero que el Pulpo Paul tome todas las decisiones de mi vida", por ejemplo. No tardaron en aparecer las aplicaciones, al mejor estilo galleta de la suerte, para preguntarle al bicho qué nos depara el futuro.
En los últimos días, las palabras "octopus" y "pulpo" han estado en lo más alto de los temas más comentados de Twitter en todo el mundo. Por supuesto, tiene su propia página de Wikipedia en una desconcertante variedad de idiomas. Por no hablar de su vídeo reggaeton en YouTube, y hasta su perfil profesional en Xing, en el que se presenta como consultor y visionario.
Y cómo no, ha llegado la aplicación para el iPhone, que nos pide que introduzcamos dos opciones (¿helado de chocolate o de vainilla? ¿pulpo o sepia a la plancha?) para que él, en su infinita sabiduría -es decir, por azar- elija por nosotros.
Quizá lo más curioso de todo esto es que por muy cuidadas o promocionadas que fueran las mascotas oficiales del torneo, por muy sofisticado que fuera el balón o muy brillante que fuera la copa, quien realmente se ha convertido en la imagen de este Mundial es un pulpo, conocido en un principio por los medios alemanes y que se limita a elegir cajas de mejillones en su acuario.
Y además, se ha retirado para vivir tranquilamente en su pecera, sin viajar ni a Galicia ni a Madrid, cuyo zoológico estaba dispuesto a tirar la casa por la ventana para traérselo z a cualqueir precio.
La primera aparición de este cefalópodo fue en los medios tradicionales alemanes, pendientes de que el animalito predijera la suerte de su selección en el Mundial, eligiendo la caja de mejillones con la bandera del equipo ganador. Y sorprendentemente, acertaba.
Entonces llegaron los grupos de Facebook: "No sé, Mamá, pregúntale al Pulpo Paul", "El Pulpo Paul no es de este mundo" o "Quiero que el Pulpo Paul tome todas las decisiones de mi vida", por ejemplo. No tardaron en aparecer las aplicaciones, al mejor estilo galleta de la suerte, para preguntarle al bicho qué nos depara el futuro.
En los últimos días, las palabras "octopus" y "pulpo" han estado en lo más alto de los temas más comentados de Twitter en todo el mundo. Por supuesto, tiene su propia página de Wikipedia en una desconcertante variedad de idiomas. Por no hablar de su vídeo reggaeton en YouTube, y hasta su perfil profesional en Xing, en el que se presenta como consultor y visionario.
Y cómo no, ha llegado la aplicación para el iPhone, que nos pide que introduzcamos dos opciones (¿helado de chocolate o de vainilla? ¿pulpo o sepia a la plancha?) para que él, en su infinita sabiduría -es decir, por azar- elija por nosotros.
Quizá lo más curioso de todo esto es que por muy cuidadas o promocionadas que fueran las mascotas oficiales del torneo, por muy sofisticado que fuera el balón o muy brillante que fuera la copa, quien realmente se ha convertido en la imagen de este Mundial es un pulpo, conocido en un principio por los medios alemanes y que se limita a elegir cajas de mejillones en su acuario.
Y además, se ha retirado para vivir tranquilamente en su pecera, sin viajar ni a Galicia ni a Madrid, cuyo zoológico estaba dispuesto a tirar la casa por la ventana para traérselo z a cualqueir precio.
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