Starbucks anunció que, a partir del 1 de julio, ofrecerá en Estados Unidos WiFi ilimitado a sus clientes. La cadena de café ya ofrecía acceso a la red pero lo hacía mediante un sistema de registro un poco complicado y por un máximo de dos horas.
La empresa busca convertirse en una oficina ambulante para quienes, ante la crisis económica, han quedado en el desempleo o se han visto obligados a trabajar por su cuenta. Y, para evitar qué los clientes se queden por horas navegando sin consumir más de una taza de café, Starbucks se alió con proveedores de contenido digital para que las personas compren canciones o noticias en la red, mientras degustan su bebida.
La iniciativa va en contra de lo que están haciendo otros establecimientos que ven al WiFi como un alto costo con pocos beneficios.
También hay quienes consideran que entre más tecnología hay en un café, éste se convierte más en una oficina y menos en un lugar para conversar y relajarse.
En el pasado, el café era el lugar al que se acudía a hablar con amigos y extraños mientras se degustaba una taza de la aromática bebida. Se trataba de lugares públicos en donde se discutían temas de interés general. Eran centros de comunicación e información grupal.
En la actualidad, el papel de las cafeterías ha cambiado. Si bien es cierto que aún sirven como punto de reunión para amigos o colegas de trabajo, la interacción con extraños es menor. La comunicación e información siguen ahí, pero ahora se consumen en forma individual, a través de sofisticados dispositivos.
La imagen constante es gente detrás de laptops y teléfonos inteligentes. ¿Se están convirtiendo las cafeterías en oficinas o bibliotecas?
Esa parece ser la apuesta de Starbucks, aunque no es compartida por todas las cafeterías.
Jodi Geren de la empresa de cafeterías Four Barrel le dijo al New York Times, por ejemplo, que ellos preferían que la gente hablara entre sí. Las laptops, aseguró, hacen que el lugar parezca más una biblioteca.
La iniciativa de Starbucks, por ahora, se concentrará sólo en territorio estadounidense. En el resto del mundo sus clientes tendrán que seguir con el modelo actual que puede incluir un sistema de membresía y de pago, para usar máximo dos horas de acceso a internet.
En varios países detrás de los WiFi Hot Spots (o puntos de acceso inalámbrico a internet), existen contratos entre cafeterías y proveedores del servicio. Si el lugar considera que el servicio de internet es muy caro, puede pedir a los clientes que paguen por conectarse. Sin embargo, en la mayoría de los lugares el acceso es gratuito porque es visto como una manera de atraer clientes.
Se calcula que los grandes operadores de telefonía ganan miles de millones de dólares al año por el servicio WiFi que prestan en ciertas ciudades. Ahora, cadenas como Starbucks, están tratando de obtener parte de los beneficios.
Independientemente de que nos guste o no, la tendencia indica que el WiFi gratis en los cafés será cada vez más la norma y menos la excepción.
Quizá en medio del bullicio de teclados y brillos de pantallas, podamos aún hacernos escuchar y construir una conversación. Quizá, después de todo, esta sea la evolución del café.
¿Ustedes qué piensan?
0 comentarios:
Publicar un comentario