Cuando las estrellas de las Grandes Ligas lanzan una curva, la pelota parece caer abruptamente antes de llegar al plato. Pero dos científicos, que no tratan de demeritar la labor de Roy Halladay o de otros grandes lanzadores, consideran que ese fenómeno no es sino una ilusión óptica.
Sin importar si se trata de un espejismo, el as de los Filis de Filadelfia continuará engañando seguramente a muchos bateadores durante los playoffs.
El movimiento de la pelota es llamado un “quiebre”, cuando repentinamente parece caer, lo que suele derivar en que el bateador haga el swing por encima o por debajo de la misma.
La pelota describe un arco entre el lanzador y el receptor, pero esa línea parece quebrarse cuando se mueve de una zona a otra en el campo visual de un bateador, dijeron los investigadores Arthur Shapiro, de la American University, y Zhong-Lin Lu, de la Universidad del Sur de California.
Ambos coinciden en que hay una forma de evitar el engaño. Pero esa solución es la misma que han recomendado durante décadas tanto los coaches como los padres de los niños que juegan en las pequeñas ligas: “Hay que mantener la vista fija en la pelota”.
Y tal como pueden atestiguar los bateadores, desde esas ligas infantiles hasta las mayores, “es más fácil decirlo que hacerlo”.
“Una discusión que seguirá eternamente es si las curvas realmente rompen o no”, observó Rob Gray, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Arizona, quien no formó parte del equipo de investigación, de Shapiro y Lu.
Los científicos les dirán que la bola describe una curva perfecta, dijo. Algunos en el argot del béisbol dicen que la pelota se “cae de la mesa” antes de llegar al plato.
“Pedimos a los jugadores que no pierdan de vista la pelota, pero simplemente es imposible”, dijo Gray. “Creo que es físicamente imposible seguir la pelota todo el camino hasta el plato.
“La curva sí describe una curva, pero ésta se ha medido y ha resultado gradual”, dijo Shapiro. “Siempre va a seguir una trayectoria parabólica. Pero desde el punto de vista de un bateador, una pelota que se acerca parece quebrarse, caer o seguir una serie de movimientos inusitados”.
El problema es que la forma en que uno mira la pelota difiere dependiendo de si la vista está enfocada en la misma o si se utiliza la visión periférica al ver con el rabillo del ojo, reportaron Lu y Shapiro en un documento de investigación publicado esta semana por el periódico PLoS ONE.
Los bateadores enfocan la pelota cuando sale de la mano del pitcher, explicó Lu, pero cuando se encuentra a unos 20 pies (seis metros) del plato, suelen cambiar a visión periférica. Luego, vuelven a la visión central cuando la pelota llega al plato.
Ello puede ocasionar que la pelota parezca desviarse incluso un pie (30 centímetros), dijeron los investigadores.
Eso explica también el que algunas rectas parezcan subir, añadieron.
De hecho, los investigadores ganaron un premio por una ilusión que ilustra su teoría, a fin de demostrar cómo un objeto que cae en línea recta puede aparentar que cambia de dirección.
Lu dijo que él y Shapiro comenzaron a estudiar el tema porque se dieron cuenta de que la forma en que la curva rompía no era congruente con las leyes de la física.
Desde entonces, dijeron, los investigadores del deporte se les han acercado para encontrar formas de batear mejor una curva.
Dijo que los aficionados que miran juegos en la televisión también relatan que la curva parece caer cuando se observa desde detrás del plato.
Esa es una ilusión geométrica, dijo, causada por el hecho de que, durante la primera parte de un lanzamiento, quien está detrás del plato percibe poco movimiento vertical. Dado que el pitcher lanza la bola en un ángulo ligeramente inclinado hacia arriba, la primera parte del lanzamiento parece describir una trayectoria más o menos plana. Luego, la caída percibida cerca del plato sorprende a la vista.
A la pregunta de quién ha lanzado la mejor curva, Lu respondió sin dudar que fue Sandy Koufax, ex serpentinero de los Dodgers y miembro del Salón de la Fama.
Sus hallazgos no se limitan al béisbol, añadió Lu.
“Cuando miramos una escena, la mayoría de las imágenes entra en la visión periférica, que tiene mucha menos resolución, aunque normalmente no notamos la diferencia entre la visión central y la periférica”, dijo.
“Con frecuencia confundimos señales distintas en la visión periférica. Por ejemplo, si vemos un automóvil que se mueve, con la visión periférica, podemos confundir el movimiento del vehículo con cualquier otro movimiento en el fondo”.
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En la internet:
PLoS ONE: http://www.plosone.com
Ilusión que ilustra la teoría: http://illusioncontest.neuralcorrelate.com/2009/the-break-of-the-curveball
Copyright 2010 The Associated Press.
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