Un 70% de los trabajadores no tendría reparos en llevarse información de la empresa al ser despedidos o cambiar de trabajo.
Hay muchas formas de reaccionar a un despido: desde el que lo siente como un drama personal hasta quien lo acepta con deportividad, incluso como una oportunidad para tomar una temporada de descanso o cambiar de aires profesionales.
Y luego están los que deciden tomarse la justicia por su mano.
Dentro de estos, los más moderados tal vez se conformen con llevarse todos los post-it o los rotuladores fluorescentes que puedan. Y los menos escrupulosos arramplarán sin dudarlo con la información confidencial de la empresa.
El problema para las empresas es que cada vez hay más trabajadores dispuestos a llevarse consigo información sensible cuando los despiden. Nada menos que un 70%, según una encuesta elaborada en el Reino Unido entre 1.000 trabajadores londinenses.
La encuesta ha sido elaborada por Imperva, una compañía especializada en la protección de datos, por lo que es razonable recelar un tanto de sus conclusiones. Sin embargo, es una advertencia para que las empresas protejan sus datos en una época en la que el 85% de los empleados lleva algún tipo de información corporativa en sus ordenadores o teléfonos.
Los datos más propensos a irse con el despedido son los relativos a la propiedad intelectual (25%), registros de clientes (20%) y marketing.
Curiosamente, la mitad de los encuestados cree que la información que maneja la empresa es mérito de su aportación personal, por lo que se sienten legitimados para llevársela con ellos cuando se marchan.
Otros consideran que los datos les serán útiles en su próximo trabajo: el 35% de los que se disponen a cambiar de empleo y el 17% de los que se huelen la amenaza del despido.
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