No se fijan en que es un móvil 3G que puede acceder a Internet, ni que tenga una tienda de aplicaciones o teclado QWERTY. No son profesionales, ni empresarios ni entusiastas de la tecnología. Son adolescentes detrás de la última moda: tener una BlackBerry Bold.
Los pueden ver casi en cualquier lugar público. El metro, el centro de la ciudad, un centro comercial o el patio de un instituto.
Yo descubrí el fenómeno a finales de septiembre 2010 en una tienda de telefonía móvil del centro de Madrid y no podía creer lo que estaba viendo. Una joven de no más de 13 o 14 años comprando el gadget, con contrato de Internet por 12 euros al mes y una permanencia de 18 meses.
Resultó ser algo masivo. Pregunté al vendedor de la tienda (The Phone House) y me hizo ver que era yo el que no “estaba en la onda”. “Las chicas jóvenes se vuelven locas por una de estas” afirmaba con seguridad mientras me señalaba una BlackBerry Bold.
¿La razón? Un precio relativamente bajo y, lo más importante, un chat gratuito llamado Whatsapp que sustituye los sms, emails, llamadas y hasta el Tuenti. La aplicación permite estar conectado a tus amigos en todo momento, estés dónde estés. Y si tus amigas de clase lo tienen, tu no te puedes quedar fuera del grupo.
La aplicación también existe para el iPhone, sin embargo, su éxito es relativamente menor. Razón, si te puedes permitir pagar por un iPhone pasan dos cosas: uno, no te preocupa tanto ahorrar en sms y dos, no vas a encontrar a muchos amigos usándolo, aunque siempre hay excepciones.
Algo debe haber ayudado que muchas famosas se muestren públicamente usando el gadget. Hay hasta una web dedicada con fotos de ‘celebrities’ con su BlackBerry: Celebrity BlackBerry Sightings.
El ‘boom’ de las BlackBerrys afecta al mercado de móviles, pero por encima de todo afecta los bolsillos de los padres que son los que pagan las facturas.
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