Jugar en el trabajo estimula la creatividad, según estudio.


El neurocientífico Jung-Beeman ha pasado los últimos 15 años escudriñando la mente humana para entender qué sucede exactamente en nuestro cerebro cuando nos llega el momento “eureka”, esa clarividencia repentina que conduce a ciertos sujetos a la de un . Y ha descubierto que solemos resolver mejor los problemas si estamos de buen humor. La explicación es muy sencilla: el ánimo positivo pone a punto para la actividad a la corteza cingulada anterior, una región del cerebro que siempre se activa momentos antes de tener una . (Muy Interesante)

Distraerse, añade Jung, también ayuda. La historia está llena de ejemplos que lo confirman. Arquímedes gritó su famoso ¡Eureka! al sumergirse en una bañera llena de agua. El conocido matemático del siglo XIX Henri Poincaré desarrolló sus principales teorías en el preciso instante en que subía a un autobús. Y al Nobel de Física Richard Feynman le gustaba irse a un bar, pedir un 7-Up y, si la inspiración llegaba, apuntar las en una servilleta.

Nada de esto es casual. La aparente comprensión “repentina” es, en realidad, fruto de un trabajo cerebral de conexión de ideas que empieza mucho antes de lo que creemos. Eso sí, todo ocurre en el plano inconsciente. Por eso los neurocientíficos recomiendan que, para tomar decisiones complejas, distraigamos al cerebro consciente con mecánicas como resolver un puzzle. Es lo que el holandés Ap Dijksterhuis llama “hipótesis de deliberación-sin-atención”, comúnmente conocida como la consulta con la almohada
 

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