A Teresa Romero la privaron de ver a su hijo Ángel Vallera, hace 17 años.
Más de mil horas de navegación empleadas por un internauta adicto a la red social Facebook sirvieron para reencontrar al hijo que fue separado de su madre hace 17 años, en un hecho que estremeció un silencioso y cálido caserío de Los Puertos de Altagracia, en el municipio Miranda: Quisiro.
Mario Gutiérrez decidió volver a unir a su ahijado Ángel Gabriel Vallera Romero con Teresa Romero, su madre, llamada cariñosamente “Panda”. La historia de Teresa se remonta a agosto de 1994, cuando su esposo, Jesús Beltrán Vallera Lorenzo, la sacó a ella y a su pequeño de su casa en Quisiro, llevándosela a la fuerza hacia un cerro, ubicado en La Guaira, estado Vargas. “Me apuntó con la pistola y me obligó a viajar con mi pequeño Ángel Gabriel, de ocho meses”, recuerda la mujer que hoy tiene 39 años.
Jesús Beltrán vivía en el sector Palmarejo, de Santa Rita donde trabajaba como vigilante, cuando conoció a Teresa en Los Puertos de Altagracia.
“Esa noche viajamos y nunca supe a dónde llegamos. Yo no conocía más allá de mi pueblo. En esa casa vivían las hermanas del hombre, quienes callaban el maltrato. En diciembre de ese mismo año me dio dinero para pagar un pasaje de regreso, pero sola. Me quitó a mi hijo y dijo que no lo volvería a ver”, recordó Teresa al borde de las lágrimas. Llegó a Maracaibo sin dinero y sin Ángel.
Mientras Teresa criaba a su otro hijo, Yondry Jesús; en el estado Vargas, Ángel Gabriel crecía en un nuevo hogar en San José de Galipán, en el parque Waraira Repano Ávila, donde su padre lo cedió a una conocida.
“Recuerdo muy poco de mi infancia con mi padre biológico, lo que sé fue lo que me dijo mi mamá de crianza, Yolángel Messi”, recordó Ángel. Esa misma joven conoció luego a Blaiser Alexander, con quien se casó, y fueron como sus padres. “Ellos me dieron un hogar y tres hermanos (dos hembras y un varón). A mi mamá Yolángel la amo, ella me aconsejó, dio amor y afecto”.
Al crecer, aumentó la curiosidad por saber qué pasó con su madre biológica. “Me decían que me abandonó, pero no lo creía. Conocí a mis tías y algunas personas de la familia de mi papá, pero de mi mamá biológica sólo sabía que era del Zulia. Quería venir hasta aquí para saber la verdad”.
Tras la tragedia de Vargas en el año 1999, la familia Romero se preocupó por hacer contacto con Ángel Gabriel, pero todo fue infructuoso. La insistencia de Mario Contreras y su pasión por el Facebook lo llevaron a encontrar una pista. “Todas las noches me metía y buscaba perfiles de la gente en Facebook. Admitía a nuevos amigos e iba haciendo una cadena para ver si tenía suerte. Desde noviembre del año pasado mis navegaciones fueron más constantes. Amanecía porque presentía que el momento llegaría. Hace dos semanas encontré a un joven, Ángel Gabriel Vallera Romero. Me metí a su perfil y le hice la invitación, pero él no me aceptó. Me metí en su muro. Vi que tenía 149 fotografías. Las examiné cuidadosamente y encontré una donde el tenía un lunar en la costilla izquierda. Era Ángel”. A la par, una conversación de Ángel con una amiga donde ésta le preguntaba acerca de su apellido, Vallera. Él le contestó que era de su papá y Romero de su mamá, aunque no sabía nada de ella porque lo abandonó.
“Me di cuenta que era la persona que buscábamos durante tantos años. Seguí insistiendo y le solicité la invitación a uno de sus contactos. Le envié un mensaje privado diciéndole que él podía ser una persona importante para lograr el encuentro de un hijo y una madre, 17 años después. Me aceptó y a partir de allí comenzamos a chatear, a enviarnos mensajes de texto”, rememora Contreras. “La noche que pudimos hacer contacto con Ángel fue de gran alegría. Llamamos a toda la familia en Quisiro... no dormimos”, contó Mario. Sin embargo, Ángel acota que el encuentro con su nueva familia no fue fácil. “Yo navegaba y chateaba sin decirle a mi mamá Yolángel que los encontré; cuando le conté se puso celosa”. Aunque se vino sin su autorización, su novia lo apoyó siempre. Debajo de un árbol frondoso, frente a la residencia de los Romero, esperaron el gran día. Su hermano fue el encargado de buscarlo en Caracas. Ángel permanecía con su novia, Karelis Gaviria. Ayer, a las 5:00 de la madrugada, Ángel pisó la tierra del sol amada.
“Estamos eternamente agradecidos con la familia que lo crió... Gracias a Facebook recuperé a mi hijo”, expresó Teresa.
Mario, el orgulloso padrino, dice que él no fue quien hizo posible este encuentro. “Ésto es una lección de vida, gracias a Dios y a Facebook. Amo Facebook”, declaró sonriente acompañado del feliz grupo de la familia Romero.
Fuente.diariopanorama
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