La razón de su desnudez no fue solo para incitar poéticas fantasías en los lectores de Pijama Surf: entre los investigadores marinos existe la creencia de que las ballenas belugas no gustan de entrar en contacto con materiales artificiales como el de los trajes de buzo. Cuestionada sobre cómo pudo soportar sin problemas las temperaturas bajo cero de las aguas del Mar Blanco, ubicado cerca del Círculo Ártico, al Noroeste de Rusia, la audaz científica lo atribuyó al control corporal que ha obtenido gracias a su cotidiana práctica de yoga y de otras técnicas de meditación que ha tenido oportunidad de aprender. Supuestamente el humano promedio no podría soportar más de cinco minutos en aguas gélidas como las de este mar, pero Avseenko logró sumergirse durante casi once minutos.
Las ballenas belugas son famosas por su capacidad de gesticulación facial, un rasgo que, semejante a los humanos, les permite expresar su estado de ánimo. Y a juzgar por su reacción, Matrena y Nilma realmente gozaron de este épico threesome e interactuaron gustosamente con Avseenko.
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