Está claro que Twitter da para todo, pero no sobra ser precavido y seguir algunas recomendaciones que, como usuarios y seguidores, le servirán mucho para utilizar de mejor forma esta red social. Ah, y también para no resultar siendo la comidilla de cientos de twitteros que no tienen compasión con la información curiosa o malintencionada que se publica.
Así las cosas, ENTER.CO presenta un listado de los 10 errores que no debería cometer usted en la red de microblogging.
1. Convertirse en un twittero fastidioso.
A personajes como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Mike Tyson, Shakira, entre otros, se les ‘perdona todo’. A esto se suma que la fama que han logrado también los tiene entre los usuarios de Twitter con más seguidores. Sin embargo, a pesar de esto, ni siquiera estos famosos saturan a sus seguidores con el envío de mensajes cada 5 minutos avisando hasta que van a entrar al baño. Algo que sí hacen algunos usuarios que no alcanzan ningún grado de fama.
“Me gusta el color azul”, “qué bonito está el día”, “me voy de compras”, “estoy en el carro”, “tengo sueño”, “me muero por un chocolate”, son algunos de los ejemplos. La estrategia de llamar la atención funciona en Twitter, pero mal manejada puede resultar fastidiando a los seguidores.
2. Ser un ‘vurro’ de la “hortografía”
El título de este error habla por sí solo. La mala ortografía en las redes sociales es una característica de un de un buen número de usuarios. Sin embargo, hay errores de errores.En esta red social hay quienes twittean para pensar y no piensan para twittear, y también quienes no se fijan en las normas mínimas de ortografía; de los cientos de casos que podrían servir de ejemplo de errores garrafales, por obvias razones se destacan la de los personajes famosos, a quienes los twitteros no les perdonan una metida de pata. Un par de ejemplos son el de la actriz colombiana Cristina Umaña y el de la cantante mexicana Paulina Rubio.
En el caso de la primera, a finales de 2010 publicó un mensaje que decía: “A donde se fue todo el mundo??? Yegue en 5 minutos a mi citaaa!!”. En el caso de Paulina Rubio, la cantante hace un par de meses publicó en su cuenta: “Chicos, quiero confesarles con mucha ilución (…) que van hacer tíos!!!”. Minutos después la mexicana se excusó con sus seguidores por la mala ortografía que se le había pasado en el mensaje que, según ella, redactó una de sus asistentes (a propósito: un pecado aún mayor que un tweet inapropiado es no asumir la responsabilidad y decir que se trata de un hacker, de una asistente o de algún fenómeno natural que originó el tweet).
3. Caer en peleas e insultos.
Un solo comentario de cualquier tema en Twitter puede terminar siendo la herramienta perfecta para que los medios de comunicación armen la polémica y no haya marcha atrás en el escándalo desatado.
En Colombia, por ejemplo, se volvió común ver las peleas de los políticos y otros personajes de la vida pública a través de la red social. Es el caso del ex presidente Álvaro Uribe y el periodista Daniel Coronell, un rifirrafe que todavía ocupa la atención en los principales medios del país.
En noviembre pasado, una pelea más curiosa surgió desde Twitter cuando por una gotera fue ‘el florero de Llorente’ de dos famosas vecinas. La actriz Diana Ángel y la exsenadora Piedad Córdoba cruzaron mensajes públicamente con frases como: “Esta es una campaña pacífica: por favor Senadora, después de 10 años, ya es justo que me arregle las goteras, es justo!”. Por su parte, Córdoba se defendió asegurando que el papá de Ángel se había apropiado de recursos del edificio en el que residen las 2. La polémica benefició especialmente a la actriz, porque el problema de la gotera fue solucionado finalmente por la ex senadora.
4. Publicar mensajes contra razas, sexos, nacionalidades
La homosexualidad de Ricky Martin y las pifias con relación a los desastres naturales y las necesidades de los más pobres han dado de qué hablar en Twitter.
El periodista deportivo Andrés Marocco, en una de sus varias peleas con otros twitteros, no solo cae con frecuencia en el pecado número 5. Alguna vez escribió, entre varios mensajes: “Que dude usted de mi sexualidad me parece fantástico. ¿Qué tal que esa obsesión por mí sea amor? Yo no discrimino a nadie, ¿eso me hace gay?”. De inmediato sus seguidores comenzaron a criticar sus tweets por discriminatorios.
Por su parte, el director de cine español Ignacio Vigalondo celebró sus 50.000 seguidores de una manera que no gustó para nada a los judíos y en general a su audiencia: “Ahora que tengo más de cincuenta mil followers y me he tomado cuatro vinos podré decir mi mensaje: ¡El holocausto fue un montaje!”. Aunque el artista explicó que se trataba de una broma y que no es un negacionista, debió afrontar fuertes críticas, perdió su blog en ElPais.com y ha quedado marcado, al menos por un tiempo, como antijudío.
5. Creer y retwittear en todo lo que se lee.
Una de los mejores usos que se le puede dar a Twitter es usarlo como fuente de información, pues la mayoría de los medios usa la red social para divulgar sus publicaciones. El problema es que algunos usan Twitter para divulgar información incompleta o falsa –a veces con la mala intención de desinformar, y otras, por los afanes de dar una primicia o de ganar popularidad–. Esto no sería grave si fuera menor la cantidad de usuarios que creen a ciegas en todo lo que leen y ‘retwittean’ información falsa o sin confirmar.
Quizás el caso más famoso en Colombia de este error fue el rumor que circuló en Twitter que daba por muerto a alias ‘Alfonso Cano’, el jefe máximo de la guerrilla de las Farc. Los famosos también sufren mucho a causa de personas que difunden chismes en Twitter, donde se agarran fuerza fácilmente. Tal es el caso del divorcio inexistente de Elizabeth Hurley, la operación cosmética labial de Lindsay Lohan o la muerte de Morgan Freeman, 3 noticias que se propagaron vía Twitter y que no eran ciertas.
Hay varias razones por las cuales se dan tantos rumores falsos en Twitter, pero una de las principales es que allí los usuarios fácilmente replican de inmediato la información. Antes de hacer clic en ‘retweet’,cuando usted vea un titular extraordinario, no se lo tome a la ligera, piense 2 veces en la confiablidad de la fuente y busque otras fuentes serias que lo confirmen. Si aun así es una noticia difícil de creer y no se aguanta las ganas de twittear sobre ella, al menos plantéela como un rumor y no como un hecho verificado.
6. Ser como los políticos de los monólogos.
Un buen porcentaje de gobernantes o personajes de la política utilizan Twitter como estrategia de comunicación, sobre todo cuando están en campaña.
Pese a esto, muchos de ellos no tienen la asesoría suficiente y terminan usando mal la red social. Entre los errores que cometen en Twitter se encuentra el hecho de saturar a sus seguidores con mensajes alusivos a sus estrategias o propuestas políticas –incluidos los tweets con el error del punto anterior: ”Estoy comiendo sancocho con mis copartidarios en Flandes”–.
En otros casos, los políticos cuentan con miles de seguidores, pero siguen a muy pocos twitteros y no interactúan con ellos, o se limitan a lanzar mensajes y cuando un seguidor les pregunta algo, en la mayoría de ocasiones no responden. Es decir, usan Twitter de manera unidireccional: utilizan una plataforma nueva con las mismas viejas prácticas de la comunicación política, y desperdician uno de los grandes beneficios de la Web Social, la comunicación horizontal. Algunos los llaman ‘autistas’, pero es más preciso llamarlos ‘fanáticos de los monólogos’.
7. No pensar antes de twittear, sobre todo sobre tragedias humanas.
No solo hay que tener cuidado con los contenidos de los demás: es inteligente cuidar la lengua (o mejor, los dedos) cuando uno publica algo en Twitter, no solo por seguridad, sino también por dignidad. En Twitter lo que uno dice se mueve quizás más rápido que en cualquier otra red social, por lo cual es mucho más fácil quedar en ridículo o ser malentendido por docenas, cientos o incluso miles de personas (y peor aún si usted es un personaje famoso o un líder de opinión).
Además de aquellos que no atienden las reglas del lenguaje, en Twitter abundan las personas que, al hablar de un tema, reflejan su gran ignorancia, falta de tacto o indolencia. Algunos de los mejores ejemplos vienen de personajes famosos, sobre todo artistas, pero todo el mundo puede cometer errores de tal magnitud y a pagar por ellos con cada fibra del orgullo personal.
Ejemplos de este pecado abundan, sobre todo los relacionados con desastres naturales y crisis sociales y políticas. Podríamos escribir un libro con ellos, y los famosos llenarían la mayoría de los capítulos(son ellos justamente a los que esta clase de mensajes no se les perdona).
A la exreina Alicia Machado se le ocurrió pedir “una oración por la paz: que estos ataques entre las Chinas no empeoren”. En referencia a las tensiones que se vivieron entre Corea del Norte y del Sur el año pasado. Apenas public el ‘tweet’, los usuarios de la red social no tuvieron piedad de ella y reprocharon con críticas de burla el error que cometió. Su confusión tuvo tanto impacto y su reacción fue tan inapropiada, que las burlas y ataques llevaron a la exreina a cerrar su cuenta en Twitter.
Recientemente, las crisis de Egipto y Japón también pusieron en la mira a artistas internacionales por sus imperdonables tweets. El español David Bisbal escribió: ”Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que pronto se acabe la revuelta“. Lo peor fue que, tras las primeras críticas, empezó a insultar a quienes se burlaron de él, lo que dio origen a un ‘hashtag’ que aún hoy es muy popular: #turismobisbal, e incluso al sitio web Turismobisbal.com.
El día de la tragedia en Japón, a la cantante mexicana Dulce María no se le ocurrió un tweet más ‘oportuno’ que este (con errores incluidos): ”Como un tsumani en japon ,puede hacer q tus olas me revuelquen el maldito corazon…“. Los insultos y las burlas no se hicieron esperar, la cantante explicó que había querido hacer un tweet romántico y le salió muy mal, pero aunque se excusó, no se salvó de contar con su propio ‘hashtag’, #DulceMariaStyle.
Un caso colombiano es el de Érika Fontalvo, quien puso en su Twitter: ”Me ataca el hambre, me falta el desayuno. Adoraría chocolate con arepa dulce y dedito de queso. ¿Ya habrán comido algo los damnificados?“. Los usuarios reprocharon sin piedad el comentario de la periodista, que asumió el error con altura, se excusó y salió bien librada –algo que, como se puede ver en los ejemplos anteriores, no muy común cuando los personajes públicos se equivocan–.
Finalmente, este ejemplo muestra que no se necesita escribir sobre una tragedia para echarse el mundo encima con un tweet. El protagonista es Vladimir Flórez, Vladdo, quien en un arranque probablemente de egocentrismo, prácticamente reclamó los derechos de autor sobre un ‘hashtag’, #twinto. “Al twitero de @elcolombiano se le informa que el #twinto es un invento de un periodicaturista de Bogotá. Un poco de originalidad no sobra”, escribió, y no solo se ganó las críticas y burlas de la comunidad twittera, sino que dio pie al ‘hashtag’ #VladdoStyle, que se usa cuando alguien quiere patentar algo en Twitter.
Si usted no es famoso, tal vez pueda salir impune de un tweet de este tipo, pero lo mejor es que sea prudente con lo que dice, o podría, como mínimo, dar pie a un ‘hashtag’ entre sus conocidos por razones poco deseables.
8. Confiarse en las fechas especiales.
Fechas como Navidad, San Valentín, final del Mundial de Fútbol Suráfrica 2010, el Día Internacional de la Mujer, se convierten en ‘trending topics’ en Twitter. Sin embargo, también están entre los más peligrosos, no solo porque los ciberatacantes están utilizando cada vez más las redes sociales para transmitir malware, sino porque se convierten en una plataforma eficaz para llevar a cabo fraude electrónico y estafar a más de un usuario con base en los datos que hacen públicos a través de sus propios mensajes. Febrero, por ejemplo, fue un mes negro en Twitter, por el día de San Valentín.
Las firmas especializadas en seguridad informática no dejan de alertar a los usuarios para que la red social no sea utilizada para revelar información personal relacionada con fechas de nacimiento y números que pueden, en algún momento, ser utilizados como claves de cuentas bancarias.
9. Darles pistas a los delincuentes.
El lado más oscuro de las redes sociales es el que le dan los criminales. Hay varios ejemplos de personas que han sido víctimas de delitos –incluso, a costa de su propia vida– por no tomarse en serio su seguridad en una red social. Y aunque Facebook representa un riesgo mayor, pues allí se depositan datos personales que en Twitter no, uno de los principales errores que no debería cometer en Twitter es tomarse a la ligera su seguridad.
Hay varias formas de caer en este error. Una de las más comunes es revelar demasiado en esos 140 caracteres. Nunca es bueno ser excesivamente preciso en una red social cuando se trata de la vida personal. Por ejemplo, no es inteligente contarle al mundo entero que uno viaja y que la casa estará sola. Tampoco es buena idea revelar detalles personales, como teléfonos y direcciones.
La opción de geolocalización, que permite ubicar geográficamente desde dónde se ha enviado un tweet, es muy atractiva y tiene usos útiles, pero no siempre será segura. La prudencia es la mejor consejera a la hora de decidir cuándo se geolocaliza un tweet y cuándo no.
Además de tener cuidad con lo que se dice, hay que estar pendiente de las amenazas tradicionales que se encuentran en las redes sociales. Los peligros como la ingeniería social y el malware están dentro de las amenazas informáticas más grandes de 2011, y mientras más crece la popularidad de Twitter, más aumenta el apetito de los criminales por aprovecharse de los más despistados e ingenuos. ¡No sea uno de ellos!
10. Usar Twitter para lo que no es.
Los beneficios de Twitter y de todas las redes sociales como herramientas de comunicación están bien documentados. Twitter ha servido para derrocar dictadores y hasta para perder peso, entre muchas otras cosas positivas. Sin embargo, hay personas que malinterpretan esos beneficios y piensan que, por ser novedoso, usar las redes sociales es la respuesta para todo.
Twitter, por más veloz que sea, no es más inmediato que hacer una llamada telefónica, especialmente si se requiere ayuda urgente, como de la policía (aunque en casos extremos, un tweet pueda ayudar a que otros sean quienes hagan la llamada).
Tampoco está diseñado como algo que alivia la depresión y los problemas siquiátricos de las personas. Hay varios casos de personas que piden ayuda por medio de una red social pensando que por ello van a recibir la atención o ayuda necesaria. Aunque existen finales felices, también hay unos demasiado trágicos que dejan en evidencia que hay ayudas que uno no debería pedir bajo el modelo del ‘crowdsourcing’.
Tomado de sarkasstiko.com y la patilla
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