A principios de año, el sitio de la fracasada red social Friendster envió un mensaje a los usuarios que todavía tenía, avisándoles de que harían desaparecer todas las fotos, blogs, comentarios y grupos de amigos el 31 de mayo. Sin embargo, no serían descartados los perfiles de los usuarios. Y entonces... ¿A dónde van a parar todos esos datos?
Esta es una pregunta cada vez más frecuente, si enumeramos la creciente lista de redes sociales que no consiguieron sobrevivir a la presión de Facebook. Queda claro que muchos probablemente eliminaron sus cuentas en Friendster antes de emigrar para MySpace (y luego hicieron lo mismo cuando saltaron para Facebook), pero el sitio de una de las primeras redes sociales todavía estaba “habitado” cuando fue relanzado en junio. Friendster había desplazado los perfiles de usuarios ya existentes para alimentar su nueva plataforma de entretenimiento.
Reciclar bancos de datos de los usuarios no es una práctica infrecuente en los Estados Unidos, ya que el país aún se encuentra definiendo las leyes y normas de la privacidad online.
“Al menos en los Estados Unidos, lo que le ocurre a los datos de los consumidores después de que una empresa cierra sus actividades depende de su política de privacidad, que en teoría es vinculante, ya que el país no tiene nada comparable a las leyes de retención de datos online tales como las directrices de privacidad de la Unión Europea”, afirmó Alessandro Acquisti, profesor-asociado de tecnología de la información y políticas públicas de la Universidad Carnegie Mellon.
En otras palabras, lo que ocurre con la información personal que dejamos atrás en las redes sociales depende, en gran medida, de los dueños del sitio.
“En el 2001, un famoso caso involucró a etoys.com, quien intentó vender la base de datos de sus clientes luego de dar por clausuradas sus actividades. Sin embargo, tuvo problemas para hacerlo debido a su política de privacidad (que prometía a los usuarios no vender su información personal), manifestó Acquisti. “Desde entonces, las empresas están siendo más perspicaces a la hora de entablar el juego, redactando políticas que dejan abiertas brechas en favor de esas operaciones”.
De hecho, las noticias personales que publicamos en las redes sociales se encuentran entre los datos más valiosos de la Web, ya que proporcionan a los anunciantes una percepción directa de cómo se comportan y qué es lo que compran los consumidores. Por esa razón, la información de los perfiles de los usuarios es considerada la perla de una ostra de una red social, ya sea de éxito o no.
"Digamos que una red social adquiere a otra. En el mundo de la publicidad, tales adquisiciones muchas veces ocurren en función de los datos que esas empresas contienen”, afirma Craig Wills, profesor de computación del Instituto Politécnico de Worcester y especialista en privacidad online. “Por lo tanto, en lugar de que los sitios de los medios sociales se acaben, creo que más bien son comprados por otras redes sociales interesadas en sus datos”.
Transferir los perfiles de los usuarios, como en el caso de Friendster, también puede ayudar a impulsar inicialmente a una red social nueva o reformulada.
“La empresa incluso puede utilizar los datos para crear cuentas automáticamente como forma de atraerlos hacia el nuevo sitio”, afirmó Wills a Discovery Noticias. Estos ejemplos de “vida después de la muerte” de los perfiles destacan la importancia de que los usuarios presten atención a las políticas de privacidad cuando abren sus cuentas en las redes sociales. “Una vez publicados en la Internet sus datos nunca mueren, en realidad se reencarnan en otras formas”, concluyó Acquisti. (Fuente: Tu Discovery) y ecualink
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