El buen humor ayuda a tomar decisiones de consumo más inteligentes.

Se dice que una buena manera de mejorar el malhumor es ir de compras y darse uno que otro gusto. Sin embargo, la mufa no es el mejor estado de ánimo para optar por rumbos más eficientes de consumo. Las personas que se sienten bien y alegres toman decisiones más rápidas y consistentes que los individuos que no están felices.

Se dice que una buena manera de mejorar el malhumor es ir de compras y darse uno que otro gusto. Sin embargo, la mufa no es el mejor estado de ánimo para optar por rumbos más eficientes de consumo. Las personas que se sienten bien y alegres toman decisiones más rápidas y consistentes que los individuos que no están felices.

A dichas conclusiones llegó un estudio realizado por la Universidad de New Hampshire, el Colegio Skidmore y Virginia Tech (Estados Unidos). “Estas conclusiones repercuten en como navegamos al mundo. Las decisiones que tomamos en cuanto a si nos gustan o disgustan los objetos que nos rodean son fundamentales para definir a qué nos acercamos y qué evitamos”, explicaron los autores.

Los investigadores subrayaron que hay un amplio debate sobre como el estado de ánimo, las emociones y los sentimientos afectan la calidad de las decisiones de las personas. Explicaron que ellos aportaron a lapolémica analizando como el buen o mal humor “influye en un elemento básico de la toma de decisiones: definir si un objeto gusta o no gusta”.

Para analizar el tema convocaron a un grupo de voluntarios y modificaron su estado de ánimo al mostrarles fotos de objetos muy lindos, como un cachorro, o imágenes desagradables, como pies enfermos. A su vez, les pidieron que recordaran y narraran eventos agradables o desagradables de su pasado.

Fuente: NeoMundo y ecualink
Con el buen o mal humor bien establecido, cada participante observó fotos de objetos comunes y corrientes y luego definió qué adjetivos los definían mejor. Estos adjetivos podían ser positivos o negativos y estaban en una lista preparada por los autores.

“Nuestras investigaciones previas encontraron que las personas responden más rápidamente a los adjetivos positivos que a los negativos. En el trabajo presente encontramos que esta diferencia desaparece en las personas con un buen estado de ánimo”, explicaron los especialistas.

Es decir que las personas alegres eligieron más rápido los adjetivos y, además, respondieron de manera más adecuada y consistente.

Por ese motivo los autores concluyeron que los comerciantes que quieren fomentar sus ventas deben evitar que haya factores que pongan de mal humor a los posibles clientes. “Estos resultados también pueden ser relevantes para comprender las respuestas de los consumidores a los nuevos productos, donde la decisión inicial de si un objeto gusta o disgusta es fundamental para el éxito del producto”, sostuvieron.

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