Era
algo que todos sospechábamos: la red Internet, que en los últimos años ha
adquirido un tamaño cuyos inventores seguramente nunca sospecharon, es una
voraz consumidora de energía. Cientos de miles de servidores, hubs,
routers, modems y otros aparatos electrónicos indispensables para su
funcionamiento devoran energía eléctrica, y muchos de ellos ni siquiera han sido diseñados para que resulten
mínimamente eficientes. Justin Ma y Barath Raghavan, de la Universidad de
California en Berkeley y del Instituto Internacional de Ciencias de la
Computación respectivamente, realizaron un estudio que demuestra que internet
consume el 2% de la energía mundial.
Los
investigadores Justin Ma y Barath Raghavan, de la Universidad de California,
Berkeley y el International Computer Science Institute se tomaron el trabajo de
analizar la estructura de la red internet actual, calcular cual era el consumo
de cada una de sus partes y sumar todo para responder a una pregunta que
seguramente muchos de los lectores se han hecho alguna vez: ¿Cuanta energía
consume Internet? El resultado al que llegaron, hay que aclararlo, es un
estimado. Nadie puede decir exactamente cuantos smartphones hay conectados a la
red, ni cuantas horas al día dedica el vecino a descargar porno en su PC. Pero
se puede conseguir un resultado bastante aproximado a la realidad si se analizan
los datos provenientes de los fabricantes de equipos y de los prestadores del
servicio o de las empresas de telefonía.
Como
sea, Justin y Barath se quemaron las pestañas analizando datos y estimaron que
existen cerca de 750 millones de ordenadores, unos 1.000 millones de
teléfonos inteligentes y no menos de 100 millones de servidores en todo el
mundo. Sumando la energía que consumen todos esos cacharros, la energía
necesaria para construirlos, el tiempo medio de vida útil de cada uno, más la
energía necesaria para que los routers y torres de telefonía los conecten entre
sí, llegaron a un valor: se necesitan entre 170 y 307 Gigawatts para que
Internet exista.
Ese
valor es aproximadamente el 2 por ciento de toda la energía utilizada en nuestro
planeta. Digamos que la existencia de internet no es precisamente gratis en
términos de consumo energético, y que probablemente aporta su granito de arena al problema del calentamiento
global. Pero hay que tener en cuenta lo que la red aporta a la humanidad.
La existencia de internet no solo sirve a nuestro vecino (que sigue descargando
películas) sino que conecta entre sí a científicos y estudiantes de
todo el mundo, permite supervisar redes de sensores remotos y muchas
cosas más que de no existir la red, deberían ser conectadas mediante algún otro
sistema que -posiblemente- gastaría una buena cantidad de energía para
funcionar. Ni hablar si en lugar de realizar una videoconferencia viajas de una
punta a la otra del mundo a bordo de un avión privado. Quizás una pregunta que
sería interesante responder sea “¿Cuanta energía nos permite ahorrar
Internet?”
Y
aún hay más: en el cálculo se computan los recursos necesarios para construir
esos miles de millones de artefactos, pero es justo reconocer que la totalidad
de ellos no se utilizan únicamente con ese fin. Cada smartphone conectado a la
red no solo se utilizar para ver los mails sino que también se lo emplea para
hablar (de hecho, esa debería ser su función principal), jugar, escuchar música
y mucho más. Lo mismo puede decirse de los ordenadores y demás artefactos
involucrados. Obviamente, solo se trata de un ejercicio estadístico y que podría
servir -ojalá- para que más de un fabricante intentase reducir aunque sea un poco el consumo de sus
productos, para que el impacto total de esta maravillosa herramienta que
es internet sea lo más bajo posible
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