Pareciera que enviar mensajitos ya no es solo una tendencia, sino una normal social que muchas veces vuelve locas a las mujeres.
“Quieres salir esta noche? ” puede ser un simple mensaje al que la mayoría de los hombres ven como inofensivo, pero tiene algo que vuelve locas a las mujeres. ¿Qué pasó con aquellos días de conversaciones en persona, o de tal vez levantar el teléfono y llamar, así puedes llegar a conocer a alguien, escuchar su voz y sentir verdaderamente cómo se siente? Parece que enviar un mensajito por el celular ya no es solo una tendencia, sino que se ha vuelto una normal social, y también algo que pone de la cabeza a las mujeres, lo cual nos deja pensando, “¿por qué los varones mandan mensajes en vez de llamar?”. La revista Cupid hizo una investigación y trajo cinco respuestas:
1-Es rápido y fácil. Si se trata de cosas sencillas como a qué hora dos personas se van a encontrar, o a dónde ir a comer, disparar un mensaje lleva mucho menos tiempo y esfuerzo que una llamada. Julie Spira, creadora de la web de citas CyberDatingExpert.com está de acuerdo con esta idea. Dice que muchos varones están ocupados con su trabajo y no tienen tiempo para mantener conversaciones telefónicas. Mandar un mensajito insume menos de un minuto. Además, se lleva parte de la presión de tener que contar un plan instantáneamente, ya que mensajeando, tenés tiempo de sentarte a pensar qué vas a escribir, lo opuesto a ese incómodo silencio en el teléfono.
2. Ellos les copian ellas. Algunos hombres le dieron su opinión a Cupid sobre por qué preferían los mensajes antes de llamar, y la respuesta más común fue que hacían lo que ven que las mujeres hacen. La comediante Dan Nainan opina que pareciera que la única manera de invitar a salir a una chica es mensajeándola, porque nadie quiere hablar más por teléfono. Así que si lo varones están copiando lo que ven, quizás las mujeres deberían también empezar a levantar el teléfono de cuando en cuando, en vez de escribir todo.
3. Miedo al rechazo. Igual que las mujeres, los hombres tienen miedo a ser rechazados, ¿y qué es más vergonzoso que hacer el esfuerzo de llamar a una chica sólo para que te diga que no? Muchas mujeres parecen haber olvidado cuán intimidante es una cita, especialmente para ellos. El Dr. Zach Hill, de la web de citas AdultDatingHistory.com, explicó que “esconderse detrás de la ‘pantalla’ de un celular hace que la invitación a salir sea menos intimidante. Las llamadas a alguien con quien todavía no te sentís cómodo, son muy intimidantes. Cuando le mandás un mensaje a alguien, tenés tiempo para pensar lo que vas a decir, qué palabras vas a usar y la ventaja de revisarlo antes para asegurarte que todo suena bien. Mientras que cuando llamás, tenés que hablar, y la idea de no encontrar las palabras, de decir algo inadecuado, de hablar demasiado rápido o lento, o cualquier otra opción que pueda hacerte ver como un idiota, aumenta”.
4. Ellos no saben que te molesta. Si dejas que los hombres te sigan mandando mensajes, y no dices nada, entonces ¿por qué tendrían que sentir que deben cambiar? Hay muchas maneras de decir esto, sin ser demasiado directa. La psiquiatra Carole Carole Lieberman dice que en pos de hacer que tu chico te llame en vez de enviarte mensajes, simplemente hay que responder a sus mensajes con algo lindo, como “me encantaría escuchar tu voz, llamame”. Esto les dará la confianza como para tomar el teléfono y llamarte de una vez.
5. Los hombres creen que está bien mandar mensajes. Porque esto se ha vuelto algo tan común en la vida diaria, los hombres han empezado a pensar que está bien sólo enviar un mensajito en vez de llamar a una mujer. Dave Grossman, de la web CanoodleOnline.com, dice que, “en la era del mensaje de texto, los hombres han decidido que está bien mensajear a las mujeres con las que salen”. Es difícil romper este hábito que se ha vuelto tan corriente, así que las mujeres necesitan tratar de sacar a los varones de esta rutina, mostrándoles cuán más personal puede llegar a ser una llamada. www.yourtango.com
Por Melissa Tierney – Adaptación al castellano de Raquel Carlino
Fuente:lapatilla
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