Jake Reilly era uno de esos jóvenes que no podía vivir sin estar conectado, todos los días enviaba más de 1500 sms, hablaba montones de minutos por teléfono y twiteaba y retwiteaba los mensajes de al menos 200 personas. Hasta que un día decidió que ya no más y se prometió a sí mismo que se mantendría “limpio y sobrio” de cualquier red social por 90 días.
Reilly asegura que sintió la necesidad de tener “relaciones con las personas y no con sus perfiles”, de “ver el mundo en lugar de leer sobre él en el teléfono”. Describe que a pesar que la experiencia no fue fácil, con el transcurso de los días descubrió que tenía “más tiempo libre” y se encontraba mucho más “en paz y tranquilo consigo mismo”.
De esta manera inció lo que hoy se conoce como “Amish Project”. El estudiante explica que primero pensó en sólo apagar el celular, pero después llegó a la conclusión que sin celular, la gente comenzaría a tratar de contactarlo a través de mails o mensajes de Facebook, así que decidió zanjar con cualquier red social a su alcance.
En estas circunstancias, Reilly empezó a utilizar otros sistemas más análogicos para comunicarse con sus amigos escribiendo con tiza en las aceras, llamado por teléfono público, dejando notas en los ascensores de su universidad en Chicago, etc. Confiesa que este “celibato tecnológico” le permitió descubrir a quiénes realmente les interesaba relacionarse con él.
Ahora, Reilly regresó a las redes sociales y ahora a través de Facebook y Twitter para poder de comunicarse con todos aquellos que comparten sus ideales.
Confiesa que su vida cambió despues de su perido de “abstinencia 2.0″, porque a pesar que sigue utilizando las redes sociales, hoy en día es mucho más consciente de cómo las usa.
Vía La Vanguardia de España
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