En el momento que los ciudadanos “de a pie” tuvimos acceso a Internet a mediados de los años 90s, comenzó a darse un fenómeno que fue germinando tímidamente y cambiando la realidad mediática en el mundo entero sin hacer mucha bulla. No fue sino hasta la era de la blogósfera cuando se reveló a la sociedad su verdadero poder, y que con la llegada de las Redes Sociales se ha convertido en el pilar de la información en la actualidad: La infociudadanía.
Aunque, hasta donde tengo entendido, la infociudadanía como tal no ha sido conceptualizada formalmente, me atrevo a decir que no es más que “la transmisión de información, hechos opiniones y situaciones que tengan que afecten de una forma u otra a la sociedad, emitidos por cualquier persona, en tiempo real o no, a través de las Redes Sociales de internet”.
Actualmente es posible que cualquier ser humano con un dispositivo que tenga acceso a internet pueda decir en el Social Media lo que desee sin importar si es cierto o no, por eso, es lógico pensar que nos vamos a conseguir con gran cantidad de información falsa o tergiversada enviada de forma intencionada o no, lo que puede confundir o incluso generar matrices de opinión incorrectas en la población si el mensaje se esparce lo suficiente. Un ejemplo de esto es posible verlo en la cantidad de veces que han “matado” a nuestro querido “Tío Simón” en Twitter.
Aunque algunos piensen lo contrario, la infociudadanía ha hecho que los periodistas y medios de comunicación tradicionales sean más necesarios que nunca, ya que ellos son los encargados de, entre otras cosas, validar y verificar la información para asegurar su veracidad antes de transmitirla, así como estructurar el contenido de tal manera que sea correctamente decodificado por los receptores y garantizar que el mensaje llegue intacto.
Por eso, es importante apoyar a los periodistas y a los medios de comunicación libres e independientes para garantizar estar siempre informados con la verdad.
Enrique Vásquez
@Indiferencia
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