1 - Granjas, corrales y demás juegos terminados en -ville: Ahora se ha pasado un poco la avalancha, ¿o será que ya eliminamos de nuestras vidas a esas personas que se decían nuestros amigos y nos invadían con ofertas de ovejas o terrenos inexistentes? En todo caso nos dejaron una valiosísima enseñanza: no importa lo mucho que estés obsesionado con un juego, no por eso tienes que contaminar con esa peste los muros de todos tus amigos. Hay que decir que hasta el mismo Facebook aprendió de esto y antes de un éxodo masivo de gente atacada por esta práctica decidió poner un canal exclusivamente para que las aplicaciones y juegos aparezcan al costado y no invadan tu timeline.
2 - Demasiadas actualizaciones por vez: Con la única excepción de nuestras madres, a nadie le interesa cómo estás a ca-da-mi-nu-to del día. Puedes postear el último video de un gato estornudando que encuentras en internet, pero no los 20 que viste hasta encontrar ese realmente gracioso. Si no aprendes a seleccionar te conviertes en ese contacto que nos inunda Facebook con actualizaciones innecesarias. Dame un respiro, también quiero ver lo que pasa en la vida del resto de mis amigos.
3 - Los chats inoportunos: El chat de Facebook debería tener un status asocial equivalente a: “sólo estoy revisando mi Facebook un momento pero no quiero charlar con nadie y menos en esta ventanita mínima”. No sólo no lo tiene, sino que mucha gente que nunca en la vida te escribiría ya no un email sino un mensaje, tiene poderes mentales especiales para saber cuándo estás en esa situación e insiste en dejar varias ráfagas de “holaaaaaaa” (o su variante “aloooo”) que repiten cada vez que abres el Facebook, aunque nunca contestes.
4 - Los comentarios desubicados en el muro: La hiciste por fin, en un baño bien iluminado una madrugada te sacaste tu mejor foto hipster del año, y apuestas cualquier cosa que cuando la publiques, las chicas de tu Facebook morirán de admiración y deseo. Pero a cambio la primera que hace Like es tu tía y agrega un comentario contando una anécdota de tu infancia, con un mote cariñoso (y ridículo) de regalo. FAIL.
5 - Publicar cadenas e imágenes con frases cursis: Pensábamos que las cadenas de emails y tonterías podían terminarse con la aparición de Facebook… Qué ilusos. Esto es una epidemia: cualquiera que ponga un dibujo simpático de un gatito con una flor y una frase de Coelho la verá interminablemente repetida en los timelines de sus contactos. El botón de recompartir tiene algo de culpa, pero deberíamos llamar a un uso más responsable. No se inventó internet para esto, señores.
6 - Etiquetar a todo dios en las fotos: A todos nos ha pasado y sin embargo, la gente sigue haciendo esto. ¿Alguien me puede explicar de dónde sale semejante falta de empatía? ¿No se dan cuenta de que lo peor que te puede pasar es encontrarte no con una foto en la que sales horrible sino también con los comentarios de todo el mundo confirmando que ya vieron la foto? Este punto debe haber tenido tantas consecuencias graves que la misma Facebook decidió poner una funcionalidad donde se pide la aprobación de la persona etiquetada. Pero aunque no haya etiquetado, las fotos donde salimos mal siguen siendo publicadas por pseudo-amigos que definitivamente no merecen nuestro add.
7 - Etiquetar cosas que no son fotos: Muchas personas que deberían encontrarse bajo estudio clínico se dedican a etiquetar dibujos o imágenes (ver punto 5) con los nombres de todos sus contactos. Se cree que lo hacen por intentar que sus amigos vean la notificación pero lo único que logran es que se acuerden de ellos cuando leen esta lista.
No vamos a negar que más de uno hemos caído en alguna de estas prácticas, pero esto tiene que darnos la convicción del redimido. Si alguna vez has sufrido alguna de estas molestias, comparte o dale Like a este post y haz que Facebook sea un lugar más sano para todos.
Fuente:bitelia
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