Por otra parte, las mejores ideas surgen cuando estamos aparentemente “distraídos” porque, en realidad, se trata de “un estado mucho más activo de lo que imaginamos, más incluso del que requiere un razonamiento complejo”, tal y como concluía Kalina Christoff, de la Universidad British Columbia (Canadá), en un artículo publicado hace algún tiempo en la revista PNAS. Combinando piezas del rompecabezas de lo que nos preocupa, el cerebro hace conexiones e identifica patrones en la información que tiene, hasta que todo cristaliza en una idea que calificamos de “repentina”.
Estudiando las ondas cerebrales, el investigador británico Joydeep Bhattachar incluso ha descubierto un patrón de actividad en la corteza frontal derecha que permite adivinar quién está a punto de tener una idea ocho segundos antes de que el propio sujeto experimente el conocido como momento “¡Eureka!”. “Es asombroso: durante cierto tiempo el cerebro conoce la solución pero nosotros no”, reflexiona Bhattachar.
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