Una de las escaseces de las que éstos continuamente se han estado haciendo resonancia es de la falta de numerosas aplicaciones existentes en algunas plataformas. Por eso el presente vicemandatario de RIM en desarrollo de ecosistemas y relaciones con programadores, Alec Saunders, se haya apurado a certificar que BlackBerry 10 aparecerá al mercado con un gran número de aplicaciones que cualquier otra primera generación de un sistema operativo.
Los de Waterloo han hecho cualquier cosa por llamar la atención de la comunidad de programadores para que hagan aplicaciones para la nueva plataforma, obligándose a sí misma la meta de superar las 7.000 existentes en el Windows Marketplace cuando Microsoft lanzó Windows Phone 7.
Otro tema es si estas aplicaciones seguirán siendo verdaderamente útiles para una plataforma que se da por hecho ha de ser lo bastante llamativa para el mercado de consumo, a parte de sólida y funcional para el mercado corporativo.
Probablemente los clientes de las principales redes sociales y algunas aplicaciones que ya disfrutan de un buen nombre en otros sistemas operativos se atrevan en BlackBerry 10. Tendremos que esperar a ver si las aplicaciones aparecidas durante el periodo de desarrollo de la nueva plataforma de RIM tienen el atractivo requerido para dar el salto a iOS, Android o Windows Phone. Lo que fortificaría visiblemente las ganas de los de Waterloo de disponer de más programadores en su equipo.
RIM aparenta entender perfectamente el camino a seguir. Otro tema es la forma de hacerlo. Cierto es que desde que Thorsten Heins tomó los timones de la compañía, ésta no aparenta el barco a la deriva que Balsillie y Lazaridis pilotaban hasta el momento. De hecho, en lugar de entrar en batallas fraticidas por un pedazo de un pastel perdido de un principio, entonan un mea culpa y asimilan los errores cometidos con el manifiesto propósito de no volver a repetirlos. ¿Será de esta forma en realidad?
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