Empresas, medios y usuarios suelen poner todas las plataformas sociales en una misma canasta a pesar de que hay diferencias básicas entre ellas. Las dos redes sociales más populares, Twitter y Facebook, por ejemplo, suelen usarse por igual sin tomar en cuenta que tienen una dinámica y una audiencia radicalmente diferentes.
¿Cómo se pueden diferenciar y aprovechar sus fortalezas? Aquí algunas respuestas:
Naturaleza
Facebook es la sala de tu casa, Twitter es la plaza pública.
En Facebook te reúnes con amigos y familiares. Ocasionalmente invitas a cenar a colegas o a personas que comparten tus intereses. Cuando alguien te visita sacas el ábum de fotos, compartes música y chistes. Algunos amigos llevan a sus amigos y así amplias tu círculo social. Facebook es un espacio para compartir cosas con un círculo cercano.
Por el contrario, Twitter es un espacio público por naturaleza. Es el ágora griega en el que la gente comparte a diestra y siniestra información, consejos, noticias, intereses comunes. Como en la democracia clásica, en Twitter se reciben lo mismo elogios que críticas. se encuentran otras personas con las que se intercambian ideas, se respira el mundo.
En Facebook uno se actualiza con sus allegados, en Twitter con el mundo.
Audiencia
A Twitter se le ninguneó durante mucho tiempo. Se le calificó como una red de élite sólo para gente que dice banalidades. Sus más de 500 millones de usuarios palidecen frente a los más de mil millones de Facebook. Pero estas concepciones están erradas.
El problema de la fórmula anterior es que no toma en cuenta el algoritmo de la resonancia. En Facebook el mensaje puede tener una gran viralidad, pero al tratarse de una red privada (a pesar de lo que digan sus críticos) su mensaje choca con una pared. Twitter en cambio se nutre de hashtags, trending topics y herramientas de búsqueda que hacen que un tuit viaje más lejos. A eso súmenle el apetito de los medios por mirar la red de microblogs y el resultado es aún más exponencial.
Facebook tiene una audiencia más madura (aunque usted no lo crea: los adolescentes se están mudando a Instagram, quizá por ello FB lo compró). 45% de sus usuarios tienen más de 40 años y un 30% son menores de 34. El rango de edad se incrementa cada año. En el top 10 de su audiencia hay tres países con hispanoparlantes: Estados Unidos (163 millones de usuarios), México (casi 40 millones de usuarios)y Argentina (21 millones de usuarios).
Twitter, por su parte, cuenta con una audiencia más joven, El 50% de sus usuarios son menores de 35 años. En los primeros 10 países en su lista hay cuatro con hispanoparlantes: Estados Unidos (22,9 millones de usuarios), México (11,7 millones de usuarios), Argentina (6,3 millones de usuarios) y España (5 millones de usuarios).
Rol del contenido
En Facebook los usuarios interactúan con empresas y medios porque buscan ir más allá de sus círculos sociales y porque desean adquirir relevancia. Lo hacen también para hacer una declaración pública ante sus amigos privados de las cosas que les atraen. En los últimos meses esto ha cambiado un poco porque Facebook introdujo un nuevo algoritmo que expone menos el contenido de las páginas a los usuarios, en aras de empujar la publicidad. Pero si el contenido de las páginas llega a los usuarios, y es bueno, la relevancia e interacción que éste tendrá será muy, muy alta.
Un contenido en Facebook no tiene fecha de caducidad. Una foto publicada en 2010 puede haber tenido dos comentarios entonces, pero basta con que una persona vuelva a iniciar la cadena en 2013 para que vuelva a exponerse a muchos otros ojos, recobrando relevancia.
En Twitter la interacción es mucho más rápida. Generalmente en el transcurso de la primera hora después de un tuit (30 minutos dirían los más puristas) ocurre la mayor interacción y se dice si un tuit alcanza o no la famosa virilidad. Por supuesto puede haber una llama resurgiendo del carbón de vez en cuando, pero a menos que la flama resurja de la mano de alguien con mucha autoridad, el tuit no alcanzará los niveles de los primeros minutos.
En Twitter hay también mucho ruido y menos señal. Eso significa que hay una gran cantidad de tuits compitiendo entre sí -sobre todo a la mayor hora de tráfico- por lo que la atención que los usuarios dirigen a cada uno se diluye. Los llamados influencers -personas con muchos seguidores y autoridad- cumplen entonces la función de curadores; son los tuits que promueven (para bien o para mal) los que alcanzan más relevancia.
Las trampas
Ninguna red social es un paraíso. Como cualquier otro lugar real o virtual, siempre hay riesgos, pero he puesto esta parte casi al final de esta entrada porque en la red abundan historias sobre los 'peligros' que acechan en estos rincones.
Facebook se ha visto plagado de spam (aunque para ser justos, la empresa ha tomado medidas para contrarrestarlo) y el tema de los usuarios que no saben configurar su privacidad deriva en rumores falsos. En Twitter nunca falta una cuenta falsa que la gente da por verdadera (¿recuerdan el caso de @JMBergoglio tras el humo blanco?) esparciendo falsos rumores.
Pero todo es fácil de evitar usando el sentido común.
Cuidar la privacidad en Facebook es más sencillo de lo que parece, basta elegir cuál es la audiencia con la que se va a compartir un contenido para que nadie más lo vea. Facebook se inspiró en Google+ y sus círculos para ello. En Twitter basta con mirar detalles de una cuenta para saber si es verdadera: ¿cuántos seguidores tiene? ¿cuánto tiempo lleva en el sitio? ¿tiene un vínculo a otra página? ¿qué dicen sus anteriores tuits?
Por lo pronto -a modo de despedida- les dejo tres consejos prácticos para cada red.
- Destaca el contenido o mensaje de estado qué más reacciones puede provocar. No se trata de ser polémico sino de compartir cosas que lleguen a la gente ya sea por interés, empatía o porque genera una opinión fuerte.
- Fotos y más fotos. Facebook es Flickr en esteroides. La gente no sólo consume imágenes sino que socializa con ellas. Donde una imagen puede reemplazar a un texto, ésta valerá más que mil palabras - disculpen el cliché.
- Facebook es privado, no secreto. Fotos y estados en situaciones embarazosas quizá no sean una gran idea. Una cosa es que la audiencia sea tu amiga, otra es que no lo vayan a divulgar.
- Anatomía de un tuit. No gastes 140 caracteres. Trata de escribir máximo 125, 110 si incluyes un vínculo o una imagen. Deja espacio para que la gente pueda retuitearte. ¿Se trata de conversar, no?
- Responde, interactúa. A veces es difícil responder a todos, pero en la medida de lo posible responde a quienes se hayan tomado un minuto para escribirte y no tengas miedo de conversar con alguien con quien nunca has interactuado, pero intenta aportar algo.
- Trata de orientar tus tuits a un nicho. No está mal salirte del tema de vez en cuando, pero tu audiencia te sigue porque les aportas algo respecto a un tema. ¿Cuál, te preguntas? Eso lo decides tú.
Por lo pronto porque no comparten sus consejos en los comentarios.
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