Un grupo de científicos universitarios experimentaron con un robot soldador para averiguar si podrían hacerlo cambiar de profesión: de un soldador que trabaja con alta precisión, a ser un destacado pintor que emplea pinceles y un lienzo.
Los investigadores de la Universidad de Konztanz de Alemania al percatarse del gran nivel de precisión que poseía el brazo mecánico que se utiliza en la industria para soldar partes como piezas de autos o montajes, decidieron sacarlo de la fábrica para darle una nueva tarea que derivaría en resultados artísticos.
El proyecto consistió en programar este brazo, al que bautizaron como e-David, para apuntar un pincel en el lienzo como si fuera a soldar un área especifica otorgándole los parámetros de precisión y dimensiones del lienzo en los que debía de trabajar.
Ahora, como el robot no puede crear una obra artística por su cuenta, los investigadores le insertan una imagen de alguna obra reconocida, donde el robot la identifica y determina el número de procesos necesarios para crear una reproducción fiel a la original. Además de que utiliza una cámara con la que cada determinado tiempo toma una fotografía de su avance y lo compara con la original para determinar qué tantas pinceladas minimizarían la diferencia y así continuar hasta terminar la copia.
Como dato curioso, este robot sólo utiliza pintura de acrílico debido a la rapidez con la que ésta seca, además de que al ser tan preciso, e-David realiza un ligero golpe a un lado del lienzo cada vez que sumerge el cepillo con el fin de que el pincel siempre tenga la misma cantidad de pintura y que los algoritmos estén correctos, con lo que se puede determinar adecuadamente los cambios que se deben hacer.
Hasta el momento e-David ha logrado trabajar con una paleta de 24 colores, pero los investigadores esperan poder agregar más a la lista, además de hacer que el brazo robótico “comprenda” el complejo proceso de mezcla de colores, lo cual es una de las limitantes en este momento.
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