En la jerga de internet a la obesión por buscar información de uno mismo se le llama «egosurfing», tentación a la que casi todo el mundo ha sucumbido en más de una ocasión. Al menos una vez en la vida a cualquier internauta se le ha ocurrido poner su nombre y apellido en Google, desafiando al miedo de poder encontrar malas noticias relacionadas con su identidad o simplemente descubrir que solo hay una referencia a su persona: el link de la página de Facebooky ni eso, publica abc.es.
Según el instituto de ideas «Pew Research Center», el 56% de los usuarios estadounidenses se ha buscado en Google en el último año. Respecto al año 2001 -que es cuando salió la primera investigación de este tipo- el número de «egosurfers» se ha visto incrementado en un 22%.
El 58% de los navegantes que se busca en internet son hombres de raza blanca mientras que el porcentaje más alto en franjas de edad se encuentra en los usuarios de entre 18 y 29 años, con el 64%, seguido de aquellos de entre 30 y 49 años, con un 58%.
Después de los 50 años la atención por sí mismos desciende, quizás sea porque se incrementa la búsqueda de información de hijos y nietos en la Red en Facebook, Twitter, Tuenti y otras redes sociales. Asimismo, la investigación muestra que el 24% de los entrevistados no usa exclusivamente los motores de búsqueda para rastrear sus biografías, sino también las redes sociales, foros y otros sitios.
Los ricos, los más narcisistas
El aspecto más interesante del estudio tiene que ver con la condición socioeconómica de los «egosurfer». El 68% de los mismos están licenciados, mientras que el 43% están diplomados. La atención por la propia reputación «online» crece no solo junto a los años de estudio sino que también es proporcional al salario: el 66% de los aficionados a buscarse en Google tiene unos ingresos superiores a los 75.000 euros al año. Esto es, cuanto más ricos son los internautas, mayor es su interés por conocer qué se dice de él en internet.
Es fácil pensar que detrás del nuevo hábito de los usuarios americanos (que vale para los europeos y en concreto para los españoles) esté la enésima consecuencia del individualismo narcisista en la era de internet. Hace diez años la identidad «online» era un asunto de «frikis», «geeks» o «nerds» pero en la actualidad es necesario cuidar la reputación en la Red mucho más que el currículum o las relaciones sociales.
La reputación «online», un negocio en alza
«Jefes, empleados, parejas. Todos buscan en Google el pasado y el presente de otras personas. Es por esto que la gestión de la reputación “online” se ha convertido en una importante tarea social y profesional para muchos en la era digital», señala Mary Madden, la autora del estudio del «Pew Research», en referencia al hecho de que cada vez más las empresas usan la Red para conocer los perfiles de los candidatos a un puesto de trabajo e incluso para rastrear la vida de sus propios empleados, por no hablar de las parejas que investigan los movimientos de sus compañeros por si se encuentran con alguna sorpresa.
Para las grandes marcas este aspecto es imprescindible ya que de su reputación «online» dependerán sus ingresos. Más allá de Google Alerts existen varias herramientas como Radian 6, Klout y Social Mention que ayudan a cualquier usuario a conocer qué se está diciendo de él a cada momento. Sin embargo, aunque gracias a estos programas es fácil identificar el comentario positivo o negativo, lo difícil es cambiar esa impronta digital.
Es por esto que la reputación «online» se ha convertido en todo un negocio no solo para quien la gestiona y monitoriza, como los Community Manager, sino para quien puede limpiarla, hecho por el cual proliferan las agencias externas que intervienen en las redes sociales, foros y webs con el objetivo de resolver las crisis de las grandes empresas, lavar su imagen en internet y ganar la confianza de los clientes.
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