Wow. De lo que ha presentado Samsung esta noche en el MWC 2014 podemos hablar bastante, y desde diferentes prismas. Para mí, uno de los más importantes, porque indican un giro a nivel de la compañía, es el enfoque que ha dado Samsung a la presentación del Samsung Galaxy S5.No hemos visto un terrible musical. No hemos visto como protagonistas a funciones que no vamos a usar más allá del primer día. No hemos visto que se desviara la atención de lo importante: el producto. Hemos visto, en cambio, a una Samsung preocupada por explicar las mejoras de la pantalla, los puntos fuertes de su cámara o un acuerdo importante con un partner como Paypal. Aspectos más importantes que contratar a un ejército de wendys para montar el paripé (never forget, marzo 2013).
Más allá de ese reenfoque hacia una presentación breve, directa y enfocada (aún no olvido las madamesdel S4), hablemos del Samsung Galaxy S5. Segundo wow. Con la filtración horas antes del Unpacked más de uno, yo incluido, se llevó una pequeña desilusión por ese perforado trasero. Créanme: tiene más que ver con el color dorado / ocre, bastante feillo a mi juicio, que con el acabado en sí mismo. Porque el modelo de color carbón es mucho más bonito. En la mano se sienten realmente bien. El blanco es una preciosidad. Y el azul eléctrico enamora.
Más: pantalla. Decía hace unas semanas que daba por supuesto que Samsung aplicaría en el S5 lo conseguido con el Note 3. Hablo de un Super AMOLED casi al nivel de un IPS, y con un cambio en el gamma cuando detecta un alto brillo externo, así como un brillo máximo elevado (660 nits en el Note 3) para el uso en exteriores. Ha sido así. El PenTile, que ha ido desapareciendo progresivamente desde la [aquí música de terror] pantalla del Galaxy S III, queda oficialmente extinguido.
La interfaz no ha sido profundamente renovada, parece una transición hacia una idea futura.Otro factor importante y esperado: la interfaz, cuya no-renovación hubiese rozado el crimen. ¿Ha defraudado? No. ¿Es algo tan bueno como los acabados o los colores? Tampoco. En la pantalla de inicio se mantienen iconos casi idénticos, peroflat, sin brillo ni efecto glossy. Los famosos iconos planos circulares quedan para los ajustes rápidos. Por lo demás sí se aprecia esa ligera e incipiente tendencia hacia la simplicidad, hacia asumir que less is more. Samsung ha dado un paso de gigante en su largo camino hacia una interfaz realmente bonita. Pero insisto, el camino será largo. Cuatro años no se compensan con un Galaxy.
Otra novedad del Samsung Galaxy S5 es el modo de ahorro de batería. ¿Recuerdan la introducción deGlance Screen en el Nokia Lumia 925? Era posible dejar una pantalla 'encendida' en negro constantemente por ser Super AMOLED, que permite no fundir la batería. La misma lógica se ha aplicado en el S5 para ahorrar batería en casos de necesidad. Se adapta una interfaz plana en blanco y negro, y se dispara la autonomía. Una idea ingeniosa que sobre el papel debería funcionar, y Samsung ha prometido que sí.
Por otro lado, el sensor dactilar. Para qué engañarnos: no funciona tan bien como el del iPhone 5s. Por la forma en que ambos están diseñados, es imposible. Pero felizmente, no funciona mal como el del HTC One Max. Quizás sea necesario acostumbrarse, pero el hecho de tener que deslizar la yema por una superficie pequeña y rectangular, hace que cueste algo más. Consejo: pasarlo de forma rápida provocará que no reconozca la huella. Mejor pasar el gesto algo más despacio.
Así se configura el sensor dactilar.
Conclusiones: el Samsung Galaxy S5, a falta de probarlo a fondo, se ha convertido en mi Galaxy S favorito de los cinco presentados. También en mi Samsung favorito, por encima del Note 3. Y tiene una candidatura de peso como smartphone del año. Claro que para eso falta mucho y no depende sólo de Samsung. Pero negarse a probarlo al menos si se tiene la ocasión o llevárselo a la mano con prejuicios es ridículo. Créanme: es bueno. Es muy bueno. Insisto, en la primera impresión.
0 comentarios:
Publicar un comentario