Para el desarrollo del estudio, los investigadores contaron con 40 voluntarios a los que se les pidió que ofrecieran usos alternativos de objetos comunes como un botón o unas pinzas de depilar, otorgando la etiqueta de “respuesta creativa” a todas aquellas que eran tanto apropiadas como originales. La prueba fue realizada tanto sentados como andando en una cinta caminadora.
Los resultados demostraron que al menos el 81% de los participantes que hicieron la prueba caminando experimentaron un aumento de su creatividad. Los investigadores explican que cuando caminamos nos volvemos más conversadores y también asociamos mejor las ideas, por lo que los voluntarios del estudio no sólo hablaban más sino que aportaban más ideas y que éstas fueran más creativas.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Journal of Experimental Psychology, reflejan que “la actividad de caminar también podría haber incrementado la facilidad con la que se activan las memorias asociadas, por ejemplo, relajando la competencia inhibidora entre memorias y permitiendo a ideas con menores niveles de activación salir a la superficie”, afirma Marily Oppezzo, coautora del estudio.
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