Gracias a Twitter estos investigadores han llegado a una curiosa conclusión: existen dos grandes superdialectos, uno común a las grandes ciudades españolas y americanas y otro típico de las zonas rurales.
Bruno Gonçalves, de la Universidad de Toulon (Francia) y David Sánchez, del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC, CSIC-UIB) en España, han usado los tuits geolocalizados de Twitter para analizar cómo cambia la manera de hablar según las distintas regiones. En total han recopilado unos 50 millones de tuits escritos en español durante dos años. De todos ellos, la mayoría habían sido lanzados desde España, Hispanoamérica y Estados Unidos, aunque también compilaron tuits de Latinoamérica y el este de Europa.
Una vez recopilados eligieron distintas palabras que varían en función de la geografía para analizarlas. Por ejemplo ‘coche’ puede decirse de otras muchas maneras como auto, carro, concho, automóvil… Lo mismo ocurre, por ejemplo con la palabra ‘ordenador’ que puede citarse como computadora, PC, computador, etcétera.
Así pues, cruzando el uso de dichas palabras con la localización geográfica de las mismas obtuvieron un mapa de zonas donde se usaban más o menos esos sinónimos pudiendo llegar a una curiosa conclusión: existen dos superdialectos del español dentro de la red social del pájaro azul. El primero de ellos es una especie de variedad internacional del español cuyo uso se reduce prácticamente a las principales ciudades americanas y españolas. El segundo de ellos sería el más usado en zonas rurales.
Como apuntan desde la agencia de noticias científicas SINC, para Gonçalves y Sánchez el primer caso se explicaría debido a la homogeneización creciente de la lengua causada por distintos mecanismos de nivelización (educación, medios de comunicación, Twitter…). En el segundo, en las zonas rurales de España y América, se detectaron tres variedades diferentes que corresponderían a un dialecto utilizado en España, otro presente en amplias zonas de Hispanoamérica y un tercero exclusivo del cono sur.
Los investigadores piensan que su trabajo "abre un nuevo arco de posibilidades para nuevas aplicaciones en estudios lingüísticos computacionales, un campo lleno de grandes oportunidades”, apuntan a SINC.
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