Suelen ser casos excepcionales, le sucede a todo tipo de fabricantes, pero el hecho de que en esta ocasión el afectado haya sido un usuario de iPhone genera mayor relevancia. Una situación que se ve agravada por el denominado blendgate y cuyo resultado es una historia que se torna aún más viral.
A través del blog personal del afectado nos llega una historia de lo más rocambolesca. En éste, Phillip Lechter nos relata cómo un apacible paseo en rickshaw con su familia se convirtió en una desagradable situación en pocos segundos. Y es que este hombre cuenta cómo tras sufrir un percance con esta especie de triciclo empezó a oler a humo. Tras comprobar que no procedía de la “bicicleta”, pronto empezó a notar un escozor en su pierna y cómo del bolsillo en el que guardaba su recién estrenado iPhone 6 emanaba más y más humo.
En un acto reflejo, Phillip extrajo el smartphone de inmediato del bolsillo, quemándose los dedos y una zona de la cadera la cual sin querer toco con su móvil. Poco después descubrió que el daño más importante se localizaba en la franja inferior del muslo derecho, justo la zona de contacto con el móvil. Tras una visita al médico, éste le diagnosticó una quemadura de segundo grado, tal y como se puede apreciar en una de las fotos que el propio accidentado tomó en el mismo momento del accidente y dos días después para comprobar la evolución. También se aprecian las del estado de la tela del bolsillo del pantalón del revés y hasta la ropa interior -boxer-.
Se desconoce cualquier detalle acerca de cómo el iPhone 6 pudo empezar a arder. Al parecer, la teoría más aceptada ha sido que tras la caída, el móvil se dobló y esta deformación pudo afectar a la batería, cuyos componentes químicos habrían reaccionado. El calor generado no solo fue lo suficientemente intenso como para causar quemaduras, sino que una vez en el suelo algunos de los que por allí se encontraban en el momento echaron hielos de un refresco sobre lo que quedaba del iPhone 6
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El autor menciona este detalle grabado en vídeo puesto que al parecer se escucha cómo hierve parte del agua procedente de los hielos al contacto con la carcasa metálica. Las fotografías finales muestran la doblez que marcaba la carcasa de aluminio, aunque esa forma tan marcada podría deberse más a la posterior deformación producida por el calor que al propio impacto tras la caída del afectado. Asimismo es interesante destacar la reflexión de Phillip Lechter, que indica que de no ser porque lo ha comprobado en sus propias carnes, nunca habría creído una historia de tal calibre ¿Se pronunciará Apple al respecto?
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