En su especial de Navidad, la revista British Medical Journal ha recogido algunas de las investigaciones más absurdas y extravagantes del año. Un equipo del Intituto de Medicina Celular de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) se ha llevado el primer premio con un estudio que constata científicamente la idiotez masculina. Para ello, han prestado atención a la tendencia mayoritaria entre los hombres de asumir riesgos no ya innecesarios, sino irremediablemente estúpidos.
Las salas de emergencia de los hospitales y las estadísticas de mortalidad lo corroboran. Los hombres son mucho más propensos que las mujeres a sufrir lesiones accidentales y deportivas, así como a ser víctimas de accidentes de tráfico, con una probabilidad mayor de un amargo final sin vuelta atrás. Esta diferencia entre sexos puede ser explicada por factores culturales y socioeconómicos, ya que con mayor frecuencia ellos practican deportes de riesgo o tienen empleos peligrosos, pero existe algo que llaman el «riesgo idiota», un riesgo sin sentido y en principio sin ninguna recompensa que suele terminar muy mal, en el que los varones destacan y mucho.
Según la teoría de la idiotez masculina (MIT, por sus siglas en inglés), los hombres son más propensos a las lesiones y la muertesimplemente porque son idiotas y los idiotas hacen cosas estúpidas. Hasta ahora esta teoría estaba sostenida sobre datos anecdóticos, pero los investigadores quisieron hacer un análisis sistemático de la diferencia entre sexos a la hora de comportarse de forma poco comprensible.
Para ello, los investigadores examinaron los resultados de 20 años de los Premios Darwin para anotar el sexo del ganador de cada año. Estos premios se otorgan a las personas que mueren de maneras tan asombrosamente estúpidas que «su acción garantiza la supervivencia a largo plazo de la especie, permitiendo selectivamente que uno menos idiota sobreviva». No se trata de tristes muertes accidentales, se trata de tristes muertes estúpidas. Por ejemplo, individuos que se disparan a sí mismos en la cabeza para demostrar que una pistola está... ¡cargada! (Si lo hacen para demostrar que está descargada se considera un fatal accidente y no entra en la categoría de estos premios). Otro ganador hizo lo propio disparándose con un bolígrafo espía para demostrar a un amigo que funcionaba de verdad.
El terrorista que abrió su carta-bomba
Otros ejemplos, según los autores de la investigación, son el ladrón que quiso robar un cabo de acero del hueco del ascensor, lo que hizo que la caja se desplomara matándose a sí mismo; el viajero que para no pagar billete engancha el carro de la compra a un tren, que le arrastró solo 3 km hasta su muerte o un terrorista que envió una bomba por correo con sellos insuficientes y cuando le fue devuelto, lo abrió explotándole inmediatamente. Las historias son tan increíbles que cuesta creerlas.
Pues todos estos personajes estúpidos son hombres. Exactamente, el 88,7% de los ganadores de los Premios Darwin en 318 casos examinados. La conclusión de los autores del estudio es que la teoría tiene razón: los hombres son mucho más propensos a ser idiotas.
Otras investigaciones curiosas se refieren a por qué en las consultas de los médicos siempre hay revistas viejas o si es cierto que los de izquierdas hacen menos deporte que los de derechas.
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