En un edificio anodino en Potrero Hill, en San Francisco, un grupo diverso de empresarios, médicos, financieros y artistas se reúnen para la Bronze Party mensual, un evento donde las parejas bailan, beben y, si están dispuestas, tienen relaciones sexuales con otras parejas.
La Bronze Party es llamada una “fiesta de estilo de vida”, un término modernizado para lo que muchos se llaman fiestas de swingers.
En la planta baja en la fiesta, las mujeres usan tacones de aguja y medias de red y se mezclan con sus parejas. Muchas se quitan prendas a medida que las horas pasan. Arriba, está lo que se conoce como “sala de juegos” oplayroom, llena de colchones cubiertos con sábanas rojas, donde las parejas tienden a gravitar más tarde por la noche. Pueden tener relaciones sexuales entre sí. Pueden cambiar de pareja. Algunos sólo miran.
Este tipo de eventos no son nada nuevo, pero lo que hace distinto a este es su naturaleza de alta tecnología. Ben Fuller, quien comenzó a organizar la Bronze Party en 2011, es un exempresario tecnológico que vendió su primera empresa en 2000 por poco menos de 5 millones de dólares (mdd). Dijo que hay 1,300 perfiles activos de personas que asisten a la Bronze Party.
Fuller y un colega también dirigen Modern Lifestyle, una plataforma en línea que conecta a unos 50 clubes de sexo de todo Estados Unidos. Su software permite a las personas ver quién asistirá a los eventos y comprar entradas. Vendieron 3 mdd en entradas el año pasado.
Fuller también saca provecho de sus miembros pertenecientes al sector tecnológico, en su propio patio trasero. Dice que hay varios emprendedores tecnológicos que asisten a eventos y proporcionan información valiosa.
“A menudo tienen grandes ideas acerca de la tecnología (...) las cuales puedo aplicar aquí en Bronze Party”, dice, citando a un desarrollador de iPhone que ayudó a gestionar la información de contacto, expertos en correo electrónico que han ayudado a eludir filtros de Gmail, y un diseñador de experiencia de usuario que ayudó a rediseñar la página web y la aplicación móvil.
“Estamos en Silicon Valley”, dice Stella, una ingeniero que asiste a la fiesta. “La gente aquí no tiene una tolerancia muy alta hacia los sitios web malos”.
Stella ha estado con su esposo, Greg, también ingeniero, durante 10 años. Han estado intercambiando compañeros sexuales desde hace dos años.
“Mientras que puedes ir a un bar, ligar a alguien y llevarlo a casa por la noche si eres soltero, aquí no sería inaudito hacer eso, incluso si estás casado”, dice Greg.
Los miembros también están descubriendo el Bronze Party a través de aplicaciones como Secret, que permite a los usuarios publicar de forma anónima, dice Fuller.
“Nos acabamos de enterar de un trío -dos mujeres y un hombre- que dijo: 'Oh, nos enteramos de eso en Secret'”, dijo.
En los años 70, el intercambio de parejas a menudo era al azar. “Las fiestas de llaves”, como eran llamadas, se referían a eventos a los que asistían parejas. Al final de la noche, los hombres ponían sus llaves en un tazón, las mujeres elegían una llave e iban a casa con el dueño de ellas.
Todavía existen esas comunidades, pero la tecnología ahora está haciendo más fácil que las personas se encuentren entre sí, dice Fuller.
“En los viejos tiempos, nunca sabías a dónde ibas”, dice Fuller. “Ahora tienes una muy buena idea. Los detalles del evento (...) incluso las fotos de las personas que van a asistir a la fiesta”.
En preparación para los eventos, muchos de los miembros del Bronze Club utilizan una característica llamada 'Auto cita', dice Fuller.
“Este permite que, dentro de la misma fiesta, elijas personas que te interesan, y si ellos eligen y ustedes elijen, recibes una notificación”, dice.
Un acercamiento del siglo 21 al juego de las llaves.
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