Twitter se basa en los usuarios. En su movimiento. En que manden mensajes («tuits», de acuerdo). El crecimiento de esta plataforma se centra en esa marea de noticias compartidas, de comentarios más o menos afortunados. Y, sobre todo, de que la curva que recoge el ingreso de nuevos seguidores apunte hacia el cielo.
Los últimos movimientos de la compañía creadora de la red de «microblog» atacan a ese público cada vez más hiperconectado y con necesidad de comunicarse. Los mensajes directos (DM) crearon un tremendo furor. La llegada de los mensajes en grupo, como si tratara de una aplicación de mensajería del tipo WhatsApp, pretende mantener a los usuarios más que pendientes del reguero informativo. Quiere ser una herramienta completa de comunicación.
Estas funcionalidades, al igual que el esfuerzo de mejorar e implementar los contenidos audiovisuales, van encaminadas a conservar su base de «tuiteros» y captar a otros nuevos. La plataforma se ha erigido como un canal importante de comunicación. En su pelea por el «última hora», nadie le hace sombra. Pero, y pese a todo, tiene un problema de captación de nuevos seguidores.
Los jóvenes se adentran en Twitter para seguir a sus ídolos y para desahogarse. Asumamos que también se forman grupos que, bajo la impunidad que confiere el anonimato, se dedican a proferir insultos. Pero eso no interese a la empresa, puesto que el objetivo es ganar más y más y más usuarios. Ese es su principal escollo, puesto que sus números no gustan a los inversores y es menor del esperado en comparación con otras redes específicas como LinkedIn o Instagram, cada una con 300 millones de usuarios.
Actualmente, cuentan con 284 millones de usuarios (datos del tercer trimestre de 2014), que habrá que refrendar en el próximo informe de resultados económicos que presentará el 5 de febrero. En cinco meses ha ganado únicamente diez millones. Y habrá que comprobar si estos movimientos han corregido la tendencia, ya que se estima que el 50% de los usuarios registrados han dejado de usar la plataforma para luego nunca volver, según desvela «Business Insider». Su base de usuarios sigue creciendo, pero no lo suficientemente rápido como para sacarle jugo a las acciones, que actualmente se encuentra menos de la mitad de su máximo histórico.
Ese es el desafío de Twitter. Después de años (se creó en 2006 y se comenzó a popularizar sobre 2009 en España por el desembarco de «celebrities») de recibir ingresos, el abandono de los mismos es su mayor lastre. «En los próximos meses habrá contenido más atractivo que debe tener llamativo para atraer a usuarios más activos», describe el analista Michael Graham, de la firma Canaccord Genuity, a «Insider Monkey».
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