Por influencia cultural del psicoanálisis, se tiende a pensar que esta fobia proviene de un trauma. Pero en realidad no suele ser así. La gimnofobia es causada por esquemas cognitivos erróneos –por ejemplo, por la excesiva tendencia a compararse con los demás– o emociones poco adaptativas, caso de la necesidad compulsiva de satisfacer las expectativas ajenas para sentirse querido. Esto lleva a una excesiva autocrítica que impide aceptar nuestro propio cuerpo.
En muchos casos, de hecho, este problema acaba derivando en trastornos dismórficos corporales en los que la persona se obsesiona con alguna parte de su anatomía y puede llegar a tergiversar completamente la realidad física. El tratamiento más eficaz es la psicoterapia. Una mezcla entre técnicas de relajación y desensibilización sistemática o acercamiento progresivo a los estímulos temidos.
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