Hay personas que no pueden disimular si están enfadadas o tienen un mal día (se las ve venir de lejos), pero a otras resulta más complicado “calarlas”. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad Brigham Young, en Utah (EE. UU.), ha encontrado un método empírico de detectar nuestros estados de ánimo: la manera en que movemos –o maltratamos– el ratón de nuestro ordenador.
Los expertos norteamericanos, dirigidos por el profesor Jeffrey Jenkins, han comprobado que, efectivamente, los patrones de desplazamiento del cursor por la pantalla son un fiel reflejo de nuestro estado de ánimo; sobre todo, cuando experimentados emociones negativas como el enfado, la frustración, la confusión o la tristeza.
En ese caso, aseguran los investigadores, no describimos con el ratón rectas o curvas tranquilas, sino movimientos bruscos y caóticos, como si tuviéramos un tembleque. Y contra lo que pudiéramos pensar, los desplazamientos virtuales son más lentos.
Jenkins ha patentado ya su software de detección, y ahora está perfeccionándolo para darle usos concretos. Como él mismo explica, podría servir para que las páginas web que nos proporcionan determinados servicios –como la venta de entradas online, por ejemplo– sepan que el usuario no está consiguiendo lo que se propone y ya está a punto de tirar el ordenador por la ventana. Así pueden reaccionar automáticamente y reconducir la crisis.
El investigador también cree que esta tecnología, como explica en la revista MIS Quarterly, podrá adaptarse a las pantallas táctiles: en vez del movimiento del cursor, será el toqueteo destemplado de la pantalla lo que delatará nuestra frustración. De hecho, su equipo ya está reuniendo datos para crear un modelo similar al que han desarrollado con los usuarios de PC.
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