Utilizar dispositivos electrónicos en las horas previas al descanso nocturno es un hábito cada vez más corriente, costumbre capaz de alterar los ciclos regulares de sueño. Consejos para conciliar chips y reposo.
Los dispositivos tecnológicos (smartphones, tablets, consolas, TV, etc.) ocupan un espacio central en la vida cotidiana de millones alrededor del mundo. Aliados para la comunicación, la información, el trabajo y el entretenimiento; ellos suelen acompañarnos largas horas durante la vigilia, e incluso en los lapsos cercanos al descanso nocturno. La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos da sustento científico a esta afirmación, observando que el 95 por ciento de los usuarios de tecnología de aquel país permanece al menos una hora frente a alguna pantalla antes de intentar caer en las redes del sueño. El periódico El País arrojó cifras similares para los usuarios españoles, indicando que el 95 por ciento de ellos tiene este hábito y que el 60 por ciento revisa el teléfono móvil desde la cama. La tendencia se repite a escala global.
Este mal tiene una denominación pseudo-científica: “Techsomia“. Urban Dictionary, es una enciclopedia que, como su nombre lo indica, recoge una serie de términos populares que no siempre aparecen en los volúmenes académicos. Allí se anota la siguiente definición para el mencionado término: “Cuando tu cerebro no te permite dormir hasta realizar alguna tarea relacionada con la tecnología. Término ideado por Kuroi Kaze en su muro de Facebook”. En el año 2011, este usuario contó su experiencia que vinculaba su insomnio con los gadgets; de este modo el término “Techsomnia” se popularizó.
Un informe del ente neoyorkino Rensselaer Polythenic Institute da cuenta del impacto que las pantallas retroiluminadas ejercen sobre los usuarios en relación al descanso. Según esta investigación, la luminosidad de los screens causa alteraciones en la melatonina, la hormona responsable de regular los ciclos de sueño. Puesto en cifras, dos horas de exposición a un iPad -por mencionar un ejemplo- provoca una reducción del 22 por ciento de melatonina.
Bien, repasado el mal, ¿cómo conciliar nuestro querido mundo tecnológico con el buen descanso? En términos relacionados al estudio antes citado, los responsables del mismo indican que siendo la luz la que provoca el insomnio, lo más aconsejable es regular las pantallas en la luminosidad de menor intensidad y, en paralelo, invitar a los desarrolladores a fabricar equipos que otorguen estas posibilidad. Asimismo, hacer un uso regulado de la tecnología es una tarea que concierne al propio usuario y que, de llevarla a cabo, entregará beneficios para el bienestar general.
Además, en un repaso anterior en nuestro sitio hemos visto una serie de aplicaciones útiles para equipos móviles con Android, iOS y Windows Phone que se presentan como aliadas a la hora de dormir; rebatiendo aquello que indica el titular de esta nota. Las mismas ofrecien melodías relajantes, guías de meditación y música ambiente.
Fuente: Tendencias MAG
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