Bienvenidos a la época del exhibicionismo. A la era donde nuestra vida se registra a golpe de fotografías en las redes sociales. Ese cumpleaños, esa fiesta con los amigos, esaboda o esa cena. Prueben a poner su nombre en Google y conozcan su identidad digital… y la de sus hijos. Bienvenidos a la época del sharenting, es decir la sobreexposición a la que se ven sometidos los hijos en las redes sociales de sus padres. Si antes ese “trágame tierra” lo pensaba, e incluso decía bajito, un chaval mientras sus progenitores detallaban sus proezas (sí, también las más sonrojantes) delante de sus amigos, ahora esto sucede a la vista de todos: conocidos y desconocidos.
Los padres comparten la vida de sus hijos en las redes sociales e internet sin pensar demasiado en las consecuencias. Sin que se den cuenta, están condicionando la identidad digital de sus hijos porque esas imágenes estarán en la red en un futuro. Y, lo peor, sin que ellos hayan dado su aprobación. Tanto es así que el 92% de los menores de Estados Unidos tienen una identidad digital a los dos años, según explica Nancy Jo Sales en el libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers. Antes de que cumplan cinco años, hay más de 10.000 fotos suyas en redes como Instagram o Facebook.
Quizás piensen que esto es una moda estadounidense, pero no es así. Sharenting(mezcla de share, compartir, y parenting, crianza) fue, junto a nada menos que Brexit, la palabra que introdujo el diccionario británico Collins en 2016. Dícese de, reza su definición, “la práctica de los padres de usar las redes sociales para comunicar abundante y detallada información sobre sus hijos”. Por tanto, estamos ante una tendencia común y más peligrosa de lo que aparenta.
El estudio Share with Care (Comparte con Cuidado), encargado en 2016 por Nominet, una institución sin ánimo de lucro dedicada a gestionar dominios web, y realizado por Parent Zone, empresa social centrada en la educación para las familias sobre los hijos en internet, es muy contundente. Revela que los padres de los niños británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos en internet antes de que hayan cumplido cinco años, un 54% más que el año anterior con una media de 300 fotos anuales. Pero, ¿sabemos cómo puede afectarles?
Mientras en la esfera pública el debate sobre las imágenes de menores se libra entre aquellos famosos que cuelgan indiscriminadamente fotos de sus retoños en las redes sociales y los medios de comunicación que se afanan por pixelar las caras de los niños, cualquier padre comparte, por lo general, tranquilamente fotos de sus hijos. Desde la primera ecografía hasta el último cumpleaños o las pasadas vacaciones. Sin embargo, igual que exigimos a nuestros hijos un uso responsable de internet y de las redes sociales, nosotros somos los primeros que debemos dar ejemplo, tal y como recuerda la web Por un uso Love de la tecnología, a través de la cual Orange quiere concienciar a niños y mayores sobre la importancia del uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías así como de los abusos que se pueden hacer de ellas.
Los padres británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos antes de que hayan cumplido cinco años
De media, los padres tienen 259 amigos en Facebook. Este estudio británico deja claro que solo el 10% de los padres diría que casi todos sus amigos de Facebook son en realidad amigos y más de un tercio admite que no son “verdaderos amigos” a los que saludarían si se los encuentran por la calle. Sin embargo, teniendo en cuenta que en la mayoría de las ocasiones no se discrimina entre amistades más o menos cercanas, prácticamente todos podrían ver cualquier foto que publiquen; incluso más porque, según configuremos los ajustes de privacidad, su público puede ser más amplio si se etiqueta a otros amigos, se permite un acceso ilimitado a nuestra cuenta o un tercero se descarga la imagen y la vuelve a publicar. De hecho, el 45% de los padres permite que estos “amigos” de Facebook vean sus publicaciones, un 20% más dejan que las vean Amigos de amigos y un 8% tienen sus publicaciones totalmente abiertas.
“Esta semana, nuestros canales de medios sociales probablemente estarán llenos de padres orgullosos que exhiben la primera escuela de Primaria al compartir fotos de sus hijos con su nuevo uniforme, lo que podría revelar el nombre y la ubicación de la escuela. Por supuesto, uno de los mayores beneficios de las redes sociales es que nos brinda una plataforma para capturar y compartir las instantáneas de esos momentos y eventos clave que tienen un significado especial para nosotros. Sin embargo, como padre debemos compartir con cuidado. Entender las configuraciones de privacidad y actualizarlas regularmente es crucial para proteger estos valiosos recuerdos y garantizar que solo los compartimos con aquellos que conocemos y en los que confiamos”, aseguraba Russel Haworth, CEO de Nominet, al presentar este informe.
COMPARTIR SÍ, PERO CON CABEZA
Igual que a nuestros hijos les pedimos sentido común a la hora de utilizar las nuevas tecnologías, el mismo debemos aplicar nosotros al publicar sus fotos. Por dos motivos principales: sin ser conscientes estamos dejando huella pública de su vida y, además, les hurtamos el derecho a formar su propia identidad. La cuestión no es prohibir, pero sí compartir las imágenes de nuestros hijos con cabeza y sabiendo siempre quién las verá.
De igual modo, el 33% de los padres consultados espera que le pidan permiso para publicar una foto de su hijo en las redes, pero solo el 16% pide permiso a otros progenitores. De media, los padres han subido fotos de algún niño que no es su hijo al menos 30 veces en el último año. El consejo más básico pasa porque los padres conozcan las políticas de privacidad de sus redes sociales para que puedan compartir esos momentos especiales con sus niños de una forma segura y tranquila. Eso sí, siempre desde la cuenta de un adulto. Hay que olvidarse de crearles su propio perfil y escribir desde ahí.
Asimismo, es recomendable que los padres tengan cuidado a la hora de dar datos personales o de localización de un menor. Tampoco deben publicar fotos de niños desnudos, por ejemplo en la playa o durante el baño, porque, aunque a todos nos gusta compartir esos momentos entrañables, esa imagen puede utilizarse de una forma perversa y nutrir redes de pornografía infantil. Por último, también es bueno permitir a los hijos la opción de vetar lo que van a compartir de ellos en las redes sociales porque ellos serán los que se tendrán que enfrentar mañana a esa huella digital. Y el derecho a la intimidad es igual para todos, adultos y menores.
Los padres comparten la vida de sus hijos en las redes sociales e internet sin pensar demasiado en las consecuencias. Sin que se den cuenta, están condicionando la identidad digital de sus hijos porque esas imágenes estarán en la red en un futuro. Y, lo peor, sin que ellos hayan dado su aprobación. Tanto es así que el 92% de los menores de Estados Unidos tienen una identidad digital a los dos años, según explica Nancy Jo Sales en el libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers. Antes de que cumplan cinco años, hay más de 10.000 fotos suyas en redes como Instagram o Facebook.
Quizás piensen que esto es una moda estadounidense, pero no es así. Sharenting(mezcla de share, compartir, y parenting, crianza) fue, junto a nada menos que Brexit, la palabra que introdujo el diccionario británico Collins en 2016. Dícese de, reza su definición, “la práctica de los padres de usar las redes sociales para comunicar abundante y detallada información sobre sus hijos”. Por tanto, estamos ante una tendencia común y más peligrosa de lo que aparenta.
El estudio Share with Care (Comparte con Cuidado), encargado en 2016 por Nominet, una institución sin ánimo de lucro dedicada a gestionar dominios web, y realizado por Parent Zone, empresa social centrada en la educación para las familias sobre los hijos en internet, es muy contundente. Revela que los padres de los niños británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos en internet antes de que hayan cumplido cinco años, un 54% más que el año anterior con una media de 300 fotos anuales. Pero, ¿sabemos cómo puede afectarles?
Mientras en la esfera pública el debate sobre las imágenes de menores se libra entre aquellos famosos que cuelgan indiscriminadamente fotos de sus retoños en las redes sociales y los medios de comunicación que se afanan por pixelar las caras de los niños, cualquier padre comparte, por lo general, tranquilamente fotos de sus hijos. Desde la primera ecografía hasta el último cumpleaños o las pasadas vacaciones. Sin embargo, igual que exigimos a nuestros hijos un uso responsable de internet y de las redes sociales, nosotros somos los primeros que debemos dar ejemplo, tal y como recuerda la web Por un uso Love de la tecnología, a través de la cual Orange quiere concienciar a niños y mayores sobre la importancia del uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías así como de los abusos que se pueden hacer de ellas.
Los padres británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos antes de que hayan cumplido cinco años
De media, los padres tienen 259 amigos en Facebook. Este estudio británico deja claro que solo el 10% de los padres diría que casi todos sus amigos de Facebook son en realidad amigos y más de un tercio admite que no son “verdaderos amigos” a los que saludarían si se los encuentran por la calle. Sin embargo, teniendo en cuenta que en la mayoría de las ocasiones no se discrimina entre amistades más o menos cercanas, prácticamente todos podrían ver cualquier foto que publiquen; incluso más porque, según configuremos los ajustes de privacidad, su público puede ser más amplio si se etiqueta a otros amigos, se permite un acceso ilimitado a nuestra cuenta o un tercero se descarga la imagen y la vuelve a publicar. De hecho, el 45% de los padres permite que estos “amigos” de Facebook vean sus publicaciones, un 20% más dejan que las vean Amigos de amigos y un 8% tienen sus publicaciones totalmente abiertas.
“Esta semana, nuestros canales de medios sociales probablemente estarán llenos de padres orgullosos que exhiben la primera escuela de Primaria al compartir fotos de sus hijos con su nuevo uniforme, lo que podría revelar el nombre y la ubicación de la escuela. Por supuesto, uno de los mayores beneficios de las redes sociales es que nos brinda una plataforma para capturar y compartir las instantáneas de esos momentos y eventos clave que tienen un significado especial para nosotros. Sin embargo, como padre debemos compartir con cuidado. Entender las configuraciones de privacidad y actualizarlas regularmente es crucial para proteger estos valiosos recuerdos y garantizar que solo los compartimos con aquellos que conocemos y en los que confiamos”, aseguraba Russel Haworth, CEO de Nominet, al presentar este informe.
COMPARTIR SÍ, PERO CON CABEZA
Igual que a nuestros hijos les pedimos sentido común a la hora de utilizar las nuevas tecnologías, el mismo debemos aplicar nosotros al publicar sus fotos. Por dos motivos principales: sin ser conscientes estamos dejando huella pública de su vida y, además, les hurtamos el derecho a formar su propia identidad. La cuestión no es prohibir, pero sí compartir las imágenes de nuestros hijos con cabeza y sabiendo siempre quién las verá.
Por eso, es fundamental comprobar minuciosamente los ajustes de privacidad de nuestras cuentas en redes como Facebook, Instagram o Twitter. El estudio Share with Caredeja claro que la mayoría de los padres no saben qué están haciendo. Preguntados por los ajustes de privacidad, el 24% responde “mal”. Además, más del 85% no revisaba la configuración desde hace más de un año y solo el 10% confía en cómo lo hizo. De hecho, la mitad afirma que solo entiende lo básico a la hora de administrar su configuración de privacidad, mientras que el 39% no está seguro de cómo hacerlo.
De igual modo, el 33% de los padres consultados espera que le pidan permiso para publicar una foto de su hijo en las redes, pero solo el 16% pide permiso a otros progenitores. De media, los padres han subido fotos de algún niño que no es su hijo al menos 30 veces en el último año. El consejo más básico pasa porque los padres conozcan las políticas de privacidad de sus redes sociales para que puedan compartir esos momentos especiales con sus niños de una forma segura y tranquila. Eso sí, siempre desde la cuenta de un adulto. Hay que olvidarse de crearles su propio perfil y escribir desde ahí.
Asimismo, es recomendable que los padres tengan cuidado a la hora de dar datos personales o de localización de un menor. Tampoco deben publicar fotos de niños desnudos, por ejemplo en la playa o durante el baño, porque, aunque a todos nos gusta compartir esos momentos entrañables, esa imagen puede utilizarse de una forma perversa y nutrir redes de pornografía infantil. Por último, también es bueno permitir a los hijos la opción de vetar lo que van a compartir de ellos en las redes sociales porque ellos serán los que se tendrán que enfrentar mañana a esa huella digital. Y el derecho a la intimidad es igual para todos, adultos y menores.
2 comentarios:
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